Tienen acné, son tímidos y en su maleta falta experiencia. Pero les mueve la ilusión. La misma que en su día llevó a Cesc a dejar Barcelona por Londres. La misma que ha hecho que estas otras 24 jóvenes promesas hayan traspasado nuestras fronteras en su particular proceso de formación. Nunca antes hubo un volumen tan alto de españoles en filiales de equipos extranjeros. Y es que seguir los pasos del actual capitán del Arsenal se ha convertido en un espejo muy atractivo para los agentes y padres de estos valores.
Cesc fichó por el conjunto gunner con 16 años, cuando el Barça ni siquiera se había pensado ofrecerle un contrato profesional. Un mes después, en la Carling, debutó en el primer equipo a las órdenes de Wenger. Algo muy seductor. Pero también algo impensable en España, donde la media en la que se sitúa el salto desde el filial está en los 20,8 años.
Envejecido.
Tampoco ayuda que la Liga española sea la europea con más media de edad (26,5), muy por encima de Italia, Alemania, Inglaterra y, por supuesto, el resto de campeonatos menores. Alcanzar la élite está muy caro en España. Es un hecho. Por eso, la opción de probar suerte en otro país está cobrando fuerza en los últimos años entre los chavales.
El destino más repetido es Inglaterra. La mitad de estos jóvenes emigrantes juega allí. En el Liverpool, sin ir más lejos, actúan seis y hay alguno cedido. Ayuda que el jefe de ojeadores, Eduardo Maciá, sea español, al igual que el técnico del equipo reserva, Ángel Valés, y el hasta hace poco responsable de la cantera, Paco Herrera. Pero las miras se están abriendo hacia otros destinos. Los grandes de Alemania, Portugal e Italia ya subrayan nombres de cadetes y juveniles españoles, lo que configura un mapa europeo lleno de promesas desperdigadas. Los siguientes podrían ser Gerard Deoulofeu y Saranova, pretendidos en Inglaterra. Esto no ha hecho más que comenzar. Nuestros jóvenes buscan una oportunidad que aquí, muchas veces, no encuentran.
Cesc ya es capitán en su quinto año en el Arsenal
Cesc, lesionado estos días, cumple ya su quinta temporada en el Arsenal y Wenger, cautivado por su liderazgo, le ha hecho capitán del equipo y bandera del joven espíritu gunner. Ha jugado más de 150 partidos y se ha convertido en santo y seña jugando como mediocentro.
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