Se vuelve a constatar que es necesaria una reforma en los campeonatos futbolísticos en España. O en sus normas. No es de recibo que, en caso de que el Alicante»B», participante en la fase de ascenso a Segunda División B, elimine al Castillo en la segunda ronda, su presencia en el bombo del sorteo de la eliminatoria definitiva equivalga a otorgar a su eventual rival una plaza en la División de Bronce. Sin necesidad de vencer el doble enfrentamiento.

El descenso ya consumado del primer equipo del Alicante hace inviable el ascenso del filial celeste. Que sigue en competición, seguramente porque acumuló suficientes méritos para llegar a esta fase. Todo esto deja en evidencia que los segundos equipos de los clubes profesionales tal vez deberían disputar un campeonato independiente, en el que no interfieran en los intereses de otros clubes, como en este caso, por su imposibilidad de ascender de categoría.

Aunque la solución no pasa por el proyecto actual, al pie de la letra, de la Comisión creada por la LFP para estudiar una posible liga de filiales. El hecho de que los clubes de Primera y Segunda A tengan potestad para inscribir un equipo en dicha competición (que no se disputará en la temporada 09/10) y otro equipo en ligas federadas, no parece la solución. Mientras, seguirán expectantes los clubes que pelean por el ascenso a Segunda B. Deseando pasar a la ronda definitiva y, si el Alicante»B» elimina al Castillo, esperando que les toque la lotería.

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