María Álvarez Maó
Que la crisis económica sigue mermando las fuerzas de todos aquellos que luchan por la supervivencia de los clubes históricos de la Isla, es un hecho. Que siga habiendo personas que, a contracorriente, no cedan en su empeño por desarrollar una labor deportiva y social necesaria para la juventud, también lo es. Buen ejemplo de ello representa el Club Atlético Villacarlos que, como tantos clubes, sobrevive afectado por los difíciles tiempos que corren, gracias a la ilusión latente desde sus inicios.

El actual presidente del Atlético Villacarlos, Mario Wollstein (Maó, 1952), tomó las riendas del club en la temporada 2007/2008, cuando la anterior directiva encabezada por Jaume Ramón no repitió mandato, habiendo ya alcanzado la Tercera División Balear. «En un principio no quería ser presidente, sino que quería trabajar para el club. Al entrar vi que era sacrificado, pero lo hago con gusto. Podemos presumir de ser un club formado por grandes personas y las decisiones las consensuamos entre todos. Es nuestra ilusión».

El que será su tercer año al frente de la entidad se augura difícil, pese a que son muchos los proyectos que el Atlético Villacarlos quiere llevar a cabo: «El nuevo pabellón nos ayudará mucho. Podremos usar la pista para los equipos de Fútbol 5, y probablemente, el gimnasio. El Ayuntamiento también nos ha prometido unas oficinas nuevas. Seguimos trabajando, aunque la crisis nos afecta a todos a nivel de publicidad y de socios», afirma el mahonés, que define su club como «una gran familia. Un club modesto que lucha por subsistir. Hay que tener en cuenta que hoy por hoy lo formamos unas 200 personas entre jugadores, técnicos, delegados… eso supone un porcentaje importante para el pueblo de Es Castell».

En este sentido, Wollstein considera indispensable que «las instituciones valoren la labor educativa que ejercen todos los clubes deportivos y que hagan un esfuerzo por y para el deporte. El éxito deportivo es importante, pero lo es más educar a las personas». La afluencia de público a cuentagotas, tras la explosión que supuso la consecución de dos títulos y el ascenso a Tercera, y la falta de apoyo dificultan el desarrollo y el crecimiento los ‘modestos’, sin embargo, el ingenio y la voluntad de aquellos que siguen luchando, puede con todo: «En las fiestas el club pondrá una barra en la calle Religió. Cualquier ingreso es bueno». A nivel deportivo toda idea también es bien recibida: «Hemos subvencionado a cinco jugadores para que realicen el curso de monitor deportivo. Qué mejor que formar a gente de la casa para que cuide de nuestra base».

La cantera villacarlina, que tantas y tantas figuras ha brindado al fútbol menorquín, sigue siendo la prioridad de la actual directiva: «En tres o cuatro años se verá el resultado del trabajo que venimos realizando. Ramón Moreno y Víctor Pérez ejercen una gran labor como coordinadores», asegura Wollstein cuya inquietud de cara a la próxima temporada es «recuperar la ilusión tras el duro descenso a regional. De momento, hemos recuperado a muchos jugadores: Moreno, Morcillo, Salas o Calet. También creo necesaria un replanteamiento de la categoría regional, para que hubiera más competitividad, pero es difícil que todos los clubes vayamos a una».

Dice Wollstein que «el fútbol es una escuela de compañerismo» y que nunca olvidará la primera vez que entró en el vestuario del Atlético Villacarlos: «Vi que algún jugador escribió algo así como ‘el que nunca se ha sentado en este vestuario, no puede sentir lo que es este club’. Pensamientos como éste hacen que la motivación no se pierda».

Una entidad de raíces profundas, un sentimiento gualdiazul que no se corrompe con el paso del tiempo y una directiva que tiene claro su futuro: «Intentamos que la gente joven siga involucrándose y queremos que entre savia nueva, ya que todo mandato tiene fecha de caducidad».

DIARIO DE MENORCA