El abogado asume la responsabilidad después de que Lafuente rechazara un cargo sin poder ejecutivo.
JAUME BAUZÀ. PALMA. La familia Martí Mingarro activó el Plan B: Tomeu Vidal. El abogado mallorquín fue nombrado ayer presidente del Real Mallorca después de que José María Lafuente, la primera opción para ocupar la presidencia, rechazara el cargo a última hora de la noche del jueves al no estar dispuesto a asumir una función representativa y sin apenas poder de decisión. «Me siento profundamente emocionado», fueron las primeras palabras de Vidal como presidente de la entidad bermellona.
El hombre fuerte de las negociaciones durante el proceso de venta del Mallorca estaba destinado a formar parte del equipo directivo en la nueva etapa que se abre, pero su asalto al despacho presidencial ha sido una sorpresa. Vidal sucede a Mateu Alemany, pero ambos son las dos caras de la misma moneda. Mientras el andritxol tuvo un poder ejecutivo ilimitado, el palmesano será un presidente casi honorífico. «Mi cargo es institucional. Hay una frase en mallorquín que lo define a la perfección: decir las cosas a cau d´orella. Es decir, mucho poder de influencia», explicó con cierta sorna.
Vidal asume el escaso margen de decisión del que dispondrá porque ésa era la condición impuesta por la propiedad para quien quisiera sentarse en el sillón presidencial. «Soy un abogado al que en un momento de su carrera unos clientes le piden que haga de presidente del Mallorca. Cumplo funciones de abogado respeto de la propiedad y de representación de la institución», subrayó el palmesano.
«No me vería como presidente del Mallorca», dijo Vidal en una entrevista publicada por este diario el pasado domingo. ¿Qué ha cambiado? «Nada. Simplemente hay una vinculación personal con la familia Martí Mingarro y una carga de estima y de confianza hacia ellos», respondió el palmesano en su primera comparecencia pública.
Tomeu Vidal justificó la renuncia de José María Lafuente, la opción favorita de la nueva propiedad. «Ha habido conversaciones para que formara parte de ese proyecto, aunque finalmente no ha sido así. «Hemos ido con un tiempo tan corto que no ha sido suficiente y nos ha faltado tiempo para entendernos», explicó.
El abogado palmesano protagonizó una breve incursión en la política cuando en 1992 fue nombrado consejero de Cultura en un Gobierno de Gabriel Cañellas. Entonces era militante de UM, aunque posteriormente se pasó a las filas del PP.
De hecho, el Consejo de Administración que preside desde ayer está integrado por personas que tuvieron vinculación con la política y que gozan de su máxima confianza. Alejandro García, profesor de Psicología deportiva de la UIB, fue director general de Cultura cuando Vidal ocupaba la Consejería. La doctora en Económicas María Antonia García, por su parte, es la esposa del ex consejero de Educación, Francesc Fiol, a la vez ínimo amigo de Vidal.
El resto del Consejo lo componen el propietario, Javier Martí Mingarro; su hijo y consejero delegado, Javier Martí Asensio; y dos que repiten de la etapa de Mateu Alemany: José Miguel García y Miquel Vaquer. Siete miembros en total a los que se unirán algunos más a medio plazo.
Puesto todo en orden en los despachos, falta que este nuevo Real Mallorca se ponga a prueba en el capítulo deportivo.
DIARIO DE MALLORCA
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