Tomeu Maura (Enviado especial) | Madrid
Está hundido y abatido. Convencido de que ha sido víctima de una injusticia social «sin precedentes», todo hace anunciar que va a anunciar su adiós en las próximas horas «porque he llegado a la conclusión de que no vale la pena seguir luchando solo. Ha llegado el momento de dar marcha atrás».
Javier Martí Asensio recibió ek domingo a EL MUNDO en su domicilio madrileño del barrio de Salamanca, situado por cierto muy cerca del apartamento de Jaume Matas, y en compañía de su mujer Ingrid y sus dos hijas, Paula y Glendy, reconoció que en las próximas horas podría tomar la decisión de devolverle las acciones a Mateu Alemany, con el que hoy se reunirá en Palma para tratar de llegar a un acuerdo. Lleva días discutiendo los detalles con el abogado mallorquín , «aunque con él me queda concretar algunas cosas». ¿Qué cosas? Pues que no está dispuesto a perder los 600.000 euros que Alemany cobró el pasado mes de septiembre, pero por encima de todo «quiero que mi imagen quede limpia. Sobre todo la imagen de mi familia». «Si Alemany no me da las garantías que quiero me volveré atrás y empezaré desde cero. Y desde luego no voy a perder dinero en esta operación, aunque para mí eso no sea lo más importante».
Javier Martí Asensio afirma sentirse «engañado y traicionado por todos desde el primer día que llegué», y de su juicio sumarísimo sólo absuelve a dos personas. «Uno por supuesto es Ernesto Chaves, que vino conmigo. y ha sufrido lo que ha sucedido desde el primer día. En cuanto al segundo, mejor me callo su nombre, porque si me voy me temo que habrá represalias contra él si se sabe». De todos modos, para los curiosos, no se refiere al presidente Tomeu Vidal. Y, por supuesto, tampoco a ninguno de los miembros del Consejo de Administración. «Hay uno de ellos que cada vez que me ve viene a darme un abrazo. Me cuentan que luego, cuando yo no estoy delante, se dedica a ponerme a parir. Todo lo que ha sucedido es muy triste».
«Mi único deseo y el de mi familia fue darle viabilidad al Mallorca, pero desde el primer momento me lo hicieron imposible. Me han tratado como a un verdadero perro, aunque debo ser justo y decir que quien sí se ha portado siempre muy bien conmigo ha sido la afición. De todos modos, me cuentan que el miércoles me tienen preparada una encerrona en el estadio, con pancartas incluídas. Ya no puedo más», explicó el directivo, que admitió que su propia mujer le aconseja que abandone. «Me dice que recapacite, que piense que podemos perder nuestro patrimonio, y que no debemos jugarnos el futuro de nuestros hijo. Y tiene toda la razón». En cuanto a la opinión de su padre, dice que «lo que pasó con él la otra semana en Mallorca fue muy triste. Se dio cuenta de que a su hijo nadie le quiere en la isla. Ya te puedes imaginar lo que me ha aconsejado».
Lea la entrevista completa en El Mundo/El Día de Baleares
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