Tras la frustrada compraventa, la reconciliación entre el propietario del club y el técnico se celebró en diciembre
RICARD CABOT. PALMA. Mateu Alemany y Llorenç Serra Ferrer recobraron a mediados del pasado mes de diciembre la relación rota a raíz de las negociaciones frustradas para la compraventa del Mallorca el pasado verano. La reunión, que se celebró de incógnito fuera de Palma, se llevó a cabo a iniciativa del propietario y máximo accionista de la entidad mallorquinista.
Durante el encuentro, que se desarrolló en un tono amigable, Alemany se disculpó por lo que consideró alguna subida de tono durante y después de las negociaciones, en las que el abogado tuvo duras palabras contra el entrenador mallorquín. Alemany, que finalmente vendió su mayoría accionarial a la familia Martí Mingarro, que el tiempo ha demostrado que ha supuesto un fiasco, reconoció a su interlocutor que pudo haberse equivocado en alguna decisión.
Alemany pidió a Serra Ferrer comenzar de cero en sus relaciones y le invitó a reiniciar negociaciones si el grupo de empresarios que le apoyó el pasado verano todavía está dispuesto a ello. Durante la cita, Alemany explicó al técnico de Sa Pobla la grave situación económica por la que atraviesa el club, de la que naturalmente no es ajeno el entrenador pobler, y del inevitable cambio de modelo en la forma de gestionar la institución, más acorde a los nuevos tiempos de crisis que afecta a la inmensa mayoría de clubes de fútbol.
Alemany y Serra Ferrer, que han coincidido en el Mallorca en diversas etapas, cuando el primero trabajaba en funciones de ejectuvo y el segundo de entrenador, comentaron asimismo la posibilidad de que el club entrara en concurso de acreedores, como parece que así será tras el nuevo escenario de la entidad desde la pasada semana, en situación preconcursal.
Alemany y el grupo de Serra Ferrer, formado por nueve personas, cuya cabeza visible era Biel Cerdà, rompieron relaciones el 8 de julio del pasado año. Cerdà ofreció 3,5 millones de euros por la mayoría accionarial, una cifra de la que no se movería, y que estaba lejos de los cinco que ofreció el empresario madrileño Carlos González. El día de la ruptura, Cerdà rechazó una última oferta de Alemany de 4.250.000 euros, manteniéndose en los 3,5 iniciales.
Tras el fracaso de la venta a Serra Ferrer, Alemany cargó contra el técnico pobler: «Este presunto grupo de inversores mallorquines ha hecho un comunicado plagado de inexactitudes». Se refería el propietario del Mallorca a la nota del grupo encabezado por el técnico en la que hablaba de «subasta pública» y que «no se han respetado las condiciones».
Un mes después, y tras frustrarse también la venta a González –quien había firmado una opción de compra–, se hacía oficial el traspaso de las acciones a Javier Martí Mingarro. Una propiedad que ha acabado como el rosario de la aurora, sin pagar y con una demanda de Alemany por incumplimiento de contrato.
DIARIO DE MALLORCA
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