Los empleados base del Mallorca no ocultan su preocupación por la inminente entrada del club en concurso, que podría derivar en numerosos despidos
C. Montes de Oca
Rebelión a bordo. Los empleados base del Real Mallorca no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados para defender su puesto de trabajo ante la avalancha de despidos que provocará la inminente entrada de la SAD balear en concurso de acreedores. Los mileuristas de la entidad no descartan movilizaciones para hacer valer sus derechos y están planteando trasladar sus quejas por escrito a Mateu Alemany para que tome cartas en el asunto.
La expectación se ha apoderado de la mano de obra de la entidad, de unos cuarenta empleados desde jardineros a administrativos, que observan desde la indignación cómo es posible que su futuro laboral esté en el alambre mientras otros ejecutivos del club se niegan una y otra vez a devolver gratificaciones extraordinarias -Nando Pons recibió un millón de euros por vender al Pichichi de la Liga…- con la crisis llamando a la puerta; cobran primas dobles y perciben unas cantidades fuera de mercado.
Precisamente el nombre del director deportivo monopoliza todas las tertulias internas del asalariado mallorquinista. Una facción importante de los empleados de la entidad responsabilizan directamente a Nando Pons de la delicada situación económica de un club en pre concurso y a las puertas de presentar una suspensión de pagos. El incremento salarial de la plantilla, elaborada directamente por el máximo responsable deportivo del club, con la complicidad de Gregorio Manzano, ha empujado al Real Mallorca al borde del precipicio. Apostar por futbolistas veteranos, sin ningún recorrido ni posibilidad de obtener plusvalías y con unos sueldos desorbitados, han agrietado la economía de una entidad abocada a presentar concurso de acreedores y con un expediente de regulación de empleo a la vuelta de la esquina.
Al margen de esa nefasta política diseñada entre Pons y Manzano y ejecutada por el anterior propietario, también provoca indignación entre los ‘mileuristas’ los extraordinarios ingresos que perciben algunos de los colaboradores más estrechos del director deportivo, como por ejemplo el máximo responsable del fútbol base, Marcos Martín de la Fuente.
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