El entrenador y el director deportivo del Mallorca añoran la época de potencia económica que transmitía la anterior propiedad
Gregorio Manzano y Nando Pons añoran a Vicenç Grande. Sienten nostalgia por aquellos tiempos de vacas gordas. De lujos. De primas extras. De incentivos millonarios… Tanto el director deportivo como el entrenador del Mallorca no han tenido reparos en exteriorizar públicamente su apoyo a la gestión de la anterior propiedad: «Con Grande todo el mundo cobraba a final de mes», soltó Pons en la rueda de prensa que ofreció para explicar sus negocios inmobiliarios con Marcos Martín. «En otras circunstancias creo que ya estaría renovado», dijo Manzano a la Cadena Ser.
El técnico de Bailén, que ayer en Son Bibiloni requirió al fotógrafo oficial del club para realizar una instantánea junto a su cuerpo técnico que suena a despedida -su contrato expira el próximo 30 de junio y nadie ni tan siquiera le ha insinuado nada sobre su futuro- se ha dedicado a recordar en las últimas horas la extrañeza de su situación. A levantar la voz porque no le han ofrecido la renovación, mientras su agente trabaja horas extras para ofrecer a su representado por media España y parte del extranjero. A lanzar indirectas a la cúpula al refrescar que durante la etapa de la anterior propiedad a estas alturas del curso ya estaba renovado. «Si no estuviéramos en esta situación, lo más normal es que la renovación tendría que estar hecha», indicó Manzano.
También criticó a los actuales gestores: «Estos jugadores se merecen un monumento porque han demostrado una profesionalidad, compromiso y respeto por una institución que ha hecho poco por ellos», subrayó.
Tanto el entrenador como el director deportivo del Real Mallorca recuerdan con añoranza aquel trienio mágico en los que, a estas alturas de temporada, se sentaban sobre una mesa para diseccionar el futuro. Los dos pilares del club en materia deportiva proponían y el propietario disponía casi sin protestar. Ahora, sin embargo, la delicada salud económica de la entidad, provocada en parte por la pésima planificación llevada a cabo en los últimos años -plantilla sin recorrido, jugadores treintañeros, sueldos muy elevados…- invita a la austeridad. Y este nuevo panorama trastoca los planes del dúo que ha manejado los hilos del Real Mallorca prácticamente en el último lustro.
Manzano también dejó claro durante la entrevista que no descarta su continuidad en el club bermellón. «No es una cuestión de que quieran que me quede, yo analizaré con quien corresponda los pros y los contras de la situación que me voy a encontrar y ya veremos qué sucede», comentó.
Pero desde el entorno de la cúpula balear no entienden estas quejas de Manzano ni la deslealtad mostrada por el entrenador andaluz en estos últimos meses.
Por ejemplo, antes de que se produjera el regreso de Mateu Alemany, en concreto en las Navidades de 2008, Vicenç Grande propuso la presidencia a su amigo Joan Antoni Ramonell, que durante el día que estuvo de presidente oficioso no dudó en asegurar que su primera decisión sería destituir al entrenador.
El aterrizaje del abogado andritxol, sin embargo, salvó el futuro de Gregorio Manzano. Le dio confianza y tranquilidad a pesar de la delicada situación del conjunto isleño -era colista de la Primera División- y el efecto Alemany resultó inmediato. Una gran reacción en la segunda vuelta alejó los fantasmas del descenso y una plácida salvación.
A pesar de tener asegurada su continuidad -Grande le renovó por dos temporadas- durante ese verano era habitual ver a Gregorio Manzano postulándose para varios clubes. Primero sonó el Villarreal -que se decantó por Ernesto Valverde-, después el Valencia -fichó a Unai Emery- e incluso se filtró un presunto interés del Sevilla, que también se divisa en el horizonte del jienense de cara a la próxima campaña. Veremos qué sucede, pero Pons&Manzano echan de menos a Grande…
Comenta esta noticia
Los comentarios están desactivados temporalmente. En breve estarán disponibles de nuevo.