Tomeu Maura

Aunque los jugadores se irán de vacaciones oficialmente el próximo miércoles, la temporada se cerró en la madrugada del sábado en el transcurso de una cena celebrada en el Mesón Ca’n Pedro de Génova a la que asistió toda la plantilla, además de miembros del cuerpo técnico y del Consejo de Administración, encabezados por el propietario, Mateu Alemany. El banquete, que se cerró con un discurso «surrealista» (en palabras de algunos de los asistentes) del presidente Tomeu Vidal, se prolongó hasta pasadas las cuatro de la madrugada.

El desencuentro entre Alemany y Manzano es público y notorio, pero durante la cena tanto el entrenador como el máximo accionista guardaron las formas, tal y como era de esperar, hasta el punto de que incluso accedieron a posar brindando juntos. Será a partir de hoy cuando se vuelvan a encontrar para discutir qué pasa con el contrato del técnico, y hasta qué punto afecta a su economía el Concurso de Acreedores que presentará de inmediato el Mallorca ante los Juzgados.

En este escenario, la continuidad de Manzano es imposible. Tanto desde el punto de vista económico, porque su contrato es inasumible, como desde la actual relación que mantiene con Alemany. El director deportivo Nando Pons está pendiente de mantener un encuentro con Alemany para que le diga en qué línea va a ir la política deportiva de la próxima temporada y cuánto dinero puede invertirse en el fichaje del sustituto de Manzano. Ese detalle será decisivo para el perfil del elegido, que desde luego no será ni mucho menos un técnico de rango alto.

En cuanto a los jugadores, Borja Valero vuelve al WBA, Julio Alvarez y Pezzolano acaban contrato y no se les renovará, y la continuidad de Pep Lluís Martí también es difícil. El club querría prorrogar su contrato, pero el problema no es sólo su salario, sino la cláusula que obliga a pagarle 400.000 euros extras al Sevilla por cada 30 partidos disputados. Martí, eso sí, continuará en activo, porque tiene ofertas de Primera y Segunda División y su rendimiento ha sido excelente.

La única decisión que se tomará será ejecutar la cláusula de compra de los derechos de Felipe Mattioni. La operación está valorada en un millón de euros por el 50% de su pase. Habría que pagar otro millón como plusvalía en caso de un futuro traspaso, pero la operación, cuyo plazo límite es el 30 de mayo, se realizará porque el Mallorca entiende que el brasileño valdrá mucho más.

Por lo que se refiere al resto de la plantilla, todos son transferibles. El club no rechazará ninguna oferta mínimamente seria que le llegue, aunque el gran objetivo es traspasar a Aduriz y Gonzalo Castro, con los que se espera obtener una importante cantidad de dinero que se destinaría a tapar agujeros y a confeccionar el equipo de la próxima temporada, que será de perfil bajo, con jugadores cedidos o que lleguen con la carta de libertad, porque está claro que el Mallorca 2010-11 no podrá permitirse pagar ni un euro en concepto de traspasos.

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