Michael Laudrup protagonizó ayer la imagen más esperada de la pretemporada. Vestido de corto, posó para los medios gráficos rodeado de su cuerpo técnico y saltó al césped de Son Bibiloni para empezar a inculcar su magisterio a los futbolistas. Solo un suceso empañó el arranque del nuevo y prometedor ciclo: Felipe Mattioni confirmó su ruptura con el Mallorca y no se presentó al primer entrenamiento de la pretemporada.
Los trece futbolistas de la primera plantilla y los siete del filial se separaron en dos grupos para hacer alternativamente rondos con la pelota y trabajo físico. Pero todas las miradas estaban puestas en el nuevo entrenador. Una docena de aficionados y medios de comunicación daneses no le quitaron ojo en toda la sesión matinal.
Mattioni ahondó en la herida al no presentarse en Son Bibiloni para ponerse a las órdenes de Laudrup. El órdago que lanzó al club el lunes y el martes al no acudir a la revisión médica adquirió más gravedad si cabe al rechazar entrenar con el resto de sus compañeros.
El brasileño quiere cambiar de aires porque tiene ofertas mejores de otros equipos y el club se remite a su cláusula de rescisión: quien quiera sus servicios, que pague los 25 millones de euros que cuesta su libertad. Pero lo cierto es que el grupo de Serra Ferrer se ha encontrado con una papeleta muy difícil de resolver.
Hoy finaliza el plazo de 72 horas que el Mallorca dio a Mattioni para incorporarse a la disciplina bermellona y por tanto se abre la vía de las sanciones. Mientras tanto, el brasileño volvió a acudir ayer a Son Moix para reiterar su intención de marcharse y negociar una salida pactada. Siempre acompañado de su representante Mino Raiola, el hombre que ha diseñado el acto de rebeldía del joven lateral.
La ausencia de Mattioni se respiraba en el aire, pero la expectación levantada por Laudrup lo eclipsó todo. El danés compareció con todo su equipo técnico. Sus ayudantes Miquel Àngel Nadal y Erik Larsen; el preparador físico y coordinador de la cantera Pep Alomar; y el preparador de porteros Miki Garro, que ha dejado la presidencia de la Fundació Reial Mallorca.
El morbo estaba en los futbolistas que saltaron al césped de Son Bibiloni, un grupo que vivirá una profunda transformación a lo largo de las próximas semanas. Fue posiblemente uno de los últimos entrenamientos de Aduriz, que ya piensa en el Valencia. También debían tener la cabeza en otro lado Josemi y Varela, que negocian con otros equipos después de saber que el club no cuenta con ellos. Y otros como Ramis, Aouate y Gonzalo Castro no garantizan su continuidad.
Laudrup pasó la mañana dando órdenes, pero no se escondió de la pelota y demostró que conserva un buen toque. Lo mismo que Miquel Àngel Nadal. Ambos volvieron a coincidir sobre un terreno de juego quince años después de que formaran parte de aquel ´Dream Team´ que enamoró al planeta fútbol.
Todavía falta una semana para que el equipo empiece a foguearse en partidos amistosos. El lunes espera el Djurgarden en tierras suecas.
diariodemallorca
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