Josep Pons vive una situación singular en el Real Mallorca desde que salió a la luz un caso de supuesto acoso sexual a una empleada de la embajada de España en Viena. Ningún miembro del Consejo de Administración ha pedido formalmente la dimisión del presidente pese a que varios consejeros esperaban que Llorenç Serra Ferrer, amigo personal y principal valedor del ex embajador, diera un paso adelante en ese sentido. No fue así y el caso se ha convertido en un foco de inestabilidad por los recelos que genera el todavía presidente entre parte de la directiva bermellona.
De hecho, la situación del ex embajador se ha hecho casi insostenible. Pons pretendía sentarse en el palco de Son Moix el pasado sábado para presidir el amistoso contra el Atlético de Madrid. Pero según se comenta, un miembro de peso de la directiva le llamó para prohibirle que hiciera acto de presencia. «Soy el presidente», se limitó a contestar ayer el ex embajador cuando este rotativo le preguntó por esta cuestión. Pons había invitado incluso a varios amigos para que le acompañaran en su estreno como presidente del Mallorca en un partido.
Esa labor le correspondió, una vez más, a Jaume Cladera. El hotelero, ascendido a vicepresidente segundo, se multiplica en actos y presentaciones desde que Pons decidiera pasar a un discreto segundo plano a la espera de que amainara el temporal. Cladera hizo los honores en el palco, acompañado por los dos últimos presidentes del Mallorca, Tomeu Vidal y Miquel Vaquer. Pons ni estaba, ni se le esperaba.
El ex embajador sigue cobrando un sueldo por ejercer de presidente, pese a que la vertiente pública de su cargo es completamente inexistente. Sí acude a los Consejos de Administración que se celebran cada lunes –ayer no fue una excepción–, reuniones en las que Serra Ferrer informa sobre las líneas de actuación.
El malestar entre un sector de la directiva no deja de crecer por lo que consideran una situación «absurda», pese a que de puertas hacia afuera se defiende al ex embajador. » Todo el Consejo está de acuerdo en que continúe resolviendo una situación personal, y mientras tanto está apartado de la representación del club», dijo ayer Cladera.
La situación de interinidad por la que atraviesa Pons finalizará en septiembre, cuando está previsto que la Oficina de Igualdad de Viena dictamine si el ex embajador incurrió o no en acoso sexual contra la trabajadora denunciante. El presidente bermellón siempre ha defendido su inocencia, pero un veredicto desfavorable supondría su inmediata destitución.
Si la Oficina archiva el caso seguirá en el sillón presidencial, pero le costará volver a ganarse la confianza de un Consejo muy molesto por el hecho de que no hubiese informado a nadie del procedimiento que tenía abierto en Viena con la esperanza de que no trascendiera.
diariomallorca
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