A. Orfila
El testamento de Gregorio Manzano Ballesteros, redactado en forma de demanda contra Mateu Alemany, Miquel Vaquer, José Miguel García, Alex García, Javier Martín Mingarro y Javier Martí Asensio, admite pocas comparaciones. El actual entrenador del Sevilla CF, que fundamenta gran parte de la reclamación que ha interpuesto en el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Palma en el incumplimiento -por parte de los codemandados- del deber legal de promover la disolución de la SAD balear, se atribuye además la responsabilidad absoluta de los éxitos deportivos obtenidos por el Mallorca durante el curso anterior.
Manzano sólo concede unos gramos de mérito a Gonzalo Hurtado de Guinea, fiel escudero del prepador jienense y que en su momento fue uno de los ayudantes mejor pagados en Primera División. Según reza en la demanda (junto a estas líneas se reproducen algunos párrafos), los abogados que asesoran al ex entrenador del Mallorca advierten que «Alemany se encontró con una situación que no podía esperarse ni en sus mejores previsiones: los resultados deportivos del primer equipo eran de los mejores de toda su historia, teniendo claras posibilidades de finalziar en puestos que darían acceso a participar en competiciones europeas en la temporada 2010/11. Esos excelentes resultados han sido consecuencia del trabajo de mis mandantes, como máximos responsables deportivos del primer equipos de fútbol».
Paradójicamente, en el escrito elaborado por los profesionales del bufete Quatrecases, Manzano y Gonzalo Hurtado se presentan como «simples trabajadores» y subrayan su absoluto desconocimiento sobre «la situación patrimonial de la compañía». Esta circunstancia contrasta notablemente con los méritos que después se otorgan: «No se les puede achacar a mis representados una carencia de buena fe en su donducta respecto a la sociedad. Muy al contrario, han venido desarrollando sus funciones con total dedicación, manteniendo la unidad dentro de la plantilla de jugadores pese al reiterado impago de sus nóminas y fichas a fin de conseguir los mejores resultados deportivos que finalmente les llevó a clasificarse para jugar la Europa League. La profesionalidad de los entrenadores no les permitía abandonar el club a mitad de temporada ante el impago de sus créditos…» ¿Sabían que había problemas económicos o no?
Gregorio Manzano, que pretendía que el Mallorca formalizara en los juzgados su desaparición y vendiera todos sus activos para poder cobrar las cantidades que se le adeudan, siempre ha sido uno de los personajes más influyentes y poderosos durante el ciclo de Vicenç Grande, aunque en el litigio que se ha iniciado intenta presentarse como un «simple trabajador». Eso si, con una retribución superior a los 2 millones de euros.
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