Los médicos deportivos han alertado del uso indiscriminado de analgésicos y antiinflamatorios en el deporte de base, ya que muchos deportistas no profesionales los consumen por su cuenta sin ser conscientes de su toxicidad potencial, un problema que se produce de forma especial entre los aficionados.
Contrariamente, los deportistas profesionales utilizan cada vez con más frecuencia medicamentos de origen natural para aliviar el dolor y la inflamación en detrimento de antiinflamatorios y analgésicos de síntesis, ya que “existe una tendencia creciente a evitar los efectos secundarios de estos últimos y, al mismo tiempo, no dar positivo en el control antidoping”, según afirma el doctor Pedro Manonelles, presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE), que estos días celebra su XIII Congreso Nacional.
Entre estos medicamentos naturales los que más auge están teniendo en deporte son los homeopáticos compuestos o biorreguladores, que ya son habituales en los clubes de fútbol de primera y segunda división, así como en los centros de alto rendimiento deportivo de Sant Cugat del Vallés (Barcelona) y Sevilla.
Este tipo de medicamentos, de dispensación farmacéutica, están compuestos por principios activos de origen vegetal y mineral en pequeñas dosis (si bien mayores que las de la homeopatía convencional), que son las que se encuentran de manera natural en el organismo.
Un estudio de la Universidad Católica de Murcia publicado en la revista Archivos de Medicina Deportiva, demostró que la aplicación de un medicamento biorregulador (Zeel) en un tipo frecuente de lesión (la condropatía rotuliana) mejoraba la movilidad articular desde la primera administración en un 80 % de los casos y se concluía que “en la mayoría de los pacientes tratados desaparece el dolor, favoreciendo una rápida reintegración al entrenamiento deportivo”.
La mitad de los deportistas de élite ya utilizan medicamentos homeopáticos compuestos, ya que, según los especialistas, “alivian el dolor y la inflamación y permiten una rápida recuperación, con la ventaja adicional de que no están tipificados como dopantes”.
Entre estos medicamentos se encuentran mediadores de la inflamación, que ayudan a reducir el dolor y la inflamación de esguinces y contracturas; y relajantes musculares.
COMO PREVENTIVOS
En el caso del deporte base o aficionado, sin embargo, se sigue abusando de analgésicos y antiinflamatorios y analgésicos no esteroideos (AINES), incluso de manera preventiva, según un reciente estudio de la Universidad de Indiana (Estados Unidos) publicado en la revista The Physician and Sportsmedicine, lo que puede ocasionar trastornos cardiovasculares, musculoesqueléticos, renales y gastrointestinales.
Otro estudio de la universidad norteamericana de Ferris State publicado el pasado mes de junio en la revista Pediatrics clinics of North America advertía de que “los datos indican que los deportistas adolescentes consumen tratamientos analgésicos por su cuenta y no son conscientes de su toxicidad potencial”.
La lesión más frecuente en el deporte es el esguince de tobillo, para el que también está indicada la medicina biorreguladora, según afirma el doctor Miguel Del Valle, director de la Escuela de Medicina de la Educación Física y el Deporte de la Universidad de Oviedo.
De hecho, 7 de cada 1.000 deportistas sufren esguince de tobillo, según una investigación alemana de la Universidad de Groningen publicada este mes en Family Practice, así como un macroestudio estadounidense, publicado en la revista The Journal of Bone and Joint Surgery, que sitúa la incidencia del esguince de tobillo entre la población general en 2,15 por mil personas al año.
Otra lesión muy frecuente es la condropatía rotuliana, sobre todo en los deportes de impacto contra el suelo y en aquéllos que requieren mantener las rodillas dobladas (como esquí o padel).
Quienes tienen la pelvis ancha son más susceptibles de padecerla, ya que el fémur rota hacia adentro, por lo que es más frecuente en mujeres. Se cree que la lesión se produce por pequeños impactos repetidos, caídas o golpe directo sobre la rótula, carga estática en posturas flexoras, artrosis prematura en corredores veteranos, calzado inadecuado, terreno inclinado, etc. Su incidencia aumenta a partir de los 30 años. Es frecuente en el atletismo (en especial en corredores de fondo) y en los deportes que se desarrollan sobre terrenos duros.
Mallorcadiario.com
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