Barcelona: Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Abidal; Busquets, Xavi (Keita, m.86), Iniesta; Pedro (Jeffren, m.86), Messi y Villa (Bojan, m.76).

Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo (Arbeloa, m.60); Xabi Alonso, Khedira; Di Maria, Özil (Lass Diarra, m.46), Cristiano Ronaldo y Benzema.

Goles: 1-0, m. 10: Xavi. 2-0, m.18: Pedro. 3-0, m.55: Villa, 4-0, m.57: Villa. 5-0, m. 90+1: Jeffren.

Árbitro: Iturralde González (col. vasco). Mostró cartulina amarilla a Víctor Valdés (m.32), Cristiano Ronaldo (m.32), Villa (m.34), Pepe (m.36), Messi (m.45), Xabi Alonso (m.51), Marcelo (m.56), Casillas (m.56), Carvalho (m.71), Sergio Ramos (m.73), Khedira (m.75) y a Puyol (m.80). Expulsó a Sergio Ramos (m.92) por agredir a Puyol

Incidencias: 98.255 espectadores asistieron al encuentro correspondiente a la decimotercera jornada de Primera División, disputado en el Camp Nou. En el palco se encontraban, entre otras autoridades, el presidente en funciones de la Generalitat, José Montilla; el vicepresidente en funciones de la Generalitat, Josep Lluís Carod Rovira; y el presidente del Parlament, Ernest Benach.

Orgía azulgrana.

Mourinho llegó al Real Madrid con la misión de parar, de frenar, de terminar con el dominio del Barcelona de Guardiola. Y por lo visto en la noche del lunes no es capaz de hacerlo. El equipo azulgrana ‘bailó’ al madridista en el ‘Clásico’ más esperado de los últimos años por la excelente trayectoria de uno y otro equipo y por lo igualado que parecían estar al menos sobre el papel. Sin embargo, el fútbol demostró que todavía hay bastante distancia entre Real Madrid y Barcelona.

La pelota volvió a demostrar que está de lado azulgrana, que el buen trato que hace de ella jugadores como Messi, Xavi, Iniesta o Pedro todavía tiene su recompensa con triunfos y manteniendo la jerarquía del fútbol español. Y es que el Camp Nou dictó sentencia y lo hizo con un excelente juego de los de Guardiola, en el que es el quinto triunfo consecutivo del Barcelona ante su eterno enemigo, ‘manita’ incluida. Esta derrota, por la contundencia y por lo que ha demostrado, puede tener consecuencias en el equipo de Mourinho. La primera en el técnico portugués, que en su primer partido realmente duro de la temporada, quedó reducido a la nada.

La humillación no la olvidará fácilmente el madridismo, que le señalará a él como el culpable como lo estaba haciendo de las victorias. El recurso de sacar a Lass por Özil fue una demostración de que se conformaba con la derrota y eso no gusta en la afición blanca. La derrota también deja ‘tocado’ a Florentino Pérez por lo que confiaba en Mourinho y en su trabajo. Apostó por él y a las primeras de cambio ha fallado. De los jugadores, lo mejor que se puede decir es que aguantaron como pudieron en el césped hasta el final del partido.

En lo futbolístico, demostraron que están a años luz de los azulgrana, técnica, táctica y mentalmente. Ya advertimos aquí, cuando ganaba y pasaba por encima de sus rivales, que la defensa blanca sufría cuando tenía un enemigo de verdad delante. Lo hicieron con el Atlético, el Milan y Athletic. Ante el Barça lo volvieron a padecer y de qué manera. El Barcelona salió decidido a que nadie pusiera en duda su reinado. Y lo hizo jugando al fútbol desde el primer minuto. Fiel a su estilo, tocándola, abriendo el campo y con continuo movimiento de sus jugadores. La superioridad se mascaba desde el principio. Y así Messi avisó a los cinco minutos con un tiro al larguero.

Festival del conjunto azulgrana

Lo siguieron intentando con una superioridad que parecía un partido de profesionales contra un equipo de juveniles. Unos tocaban y otros corrían tras la pelota pero los mayores jugaban con ellos se divertían. Era un rondo llevado a su máxima expresión, a la de todo un ‘Clásico’. El gol se veía venir. Era cuestión de tiempo y más con las autopistas que el Barcelona se encontraba en las dos bandas. ¿A quién engañó Mourinho cuando dijo que Marcelo era el mejor lateral izquierdo del mundo? ¿Por qué Sergio Ramos se ha despistado y ha olvidado sus últimos partidos del Mundial?

La consecuencia fueron los dos primeros goles y la expulsión del segundo en plena demostración de impotencia al final del partido. Jugadas de banda a banda y la defensa del Real Madrid mirando cómo la pelota cruzaba el área de lado a lado. Xavi y Pedro sentenciaron el partido poco después del cuarto de hora. Una falta lanzada por Ronaldo y un tiro de Di María hicieron pensar en un despertar blanco. Todo mentira y eso que Valdés ayudó a romper el ritmo a sus compañeros en una absurda pelea con Cristiano Ronaldo. Ni del caos sacó provecho el Real Madrid, un equipo triste y sin ambición, mucho peor que el de hace un año con Pellegrini.

Aquel al menos dio la cara en el Camp Nou. En esta ocasión, jugadores como Xabi Alonso, Khedira, Özil y Ronaldo desaparecieron. No vieron la pelota. Sufrieron tras ella y tras los toques de Xavi, Iniesta y Busquets. La entrada de Lass fue toda una declaración de intenciones. Mourinho renunciaba a sacar nada positivo con tal de no salir goleado. Error. El fútbol siguió de lado azulgrana. El hambre y la ambición de este equipo parece no tener fin pese a tener todos los títulos posibles en su historial.

Dos goles de Villa y ocasiones de todos los colores, que terminaron con el tanto de Jeffren. Llegaban por todos lados. El festival era absoluto. El fútbol era justo y esa justicia se reflejaba en un marcador, tan contundente como significativo. Igual no termina ganando la Liga, pero volvió a quedar demostrado que el Barcelona está muy por encima del Real Madrid. Más de lo que piensan algunos. Jugadas de hasta cincuenta toques seguidos dicen mucho de este Barça y muy poco del equipo de un estático Mourinho.

La ausencia de Higuaín puede servir de excusa, pero un jugador no marca tanta diferencia ni hace que un equipo se vuelva tan vulgar como lo fue el Real Madrid en la noche del lunes. Además, su lesión propició la titularidad de Benzema, el cual nada dijo sobre el césped. Eso sí, el francés no será el único damnificado de los cinco goles y de una humillación así. Habrá un antes y un después.

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