«Supendí el partido porque si no salimos a palos. Temí que pasara algo gordo». Así de categoríco se mostró el árbitro Josep Roig para justificar la decisión que tomó y que supuso que el partido entre el Atlético Jesús y el Sant Jordi de Regional, disputado el pasado sábado en el campo de los primeros, se acabara en el minuto 73 con el marcador 0-3.
La segunda tarjeta amarilla al jugador local Carlos Torres, que supuso su expulsión, provocó la indignación de los futbolistas del Jesús, así como de su entrenador, quien aseguró que el colegiado «se reía» de sus decisiones y que «perdió los papeles» porque «empezó a sacar tarjetas a diestro y siniestro».
El árbitro apuntó ayer que al ver la segunda amarilla, el futbolista Torres se «puso muy nervioso», se encaró con él, le «empujó» y lo tiró al suelo. Otro de los futbolistas del Jesús señalados por el trencilla es Agustín Perea, del que dice que también le increpó. Estos incidentes están también reflejados en el acta que redactó posteriormente el árbitro. «Menos mal que estaba allí el delegado del Jesús, Claudio, y algún otro jugador, porque si no…», señaló Roig, que no es el primer incidente de similares características que padece. De hecho, hace tres años, también en un partido de Regional, que enfrentaba al Sant Josep y al Sant Rafel, fue agredido por un jugador del conjunto josepí.
Considera que este tipo de acciones deben acabarse porque los árbitros se encuentran completamente desprotegidos. No culpa tanto a los futbolistas y sí a los técnicos. «Si un jugador ve que el entrenador también va a meter cizaña, entonces se crece. Sin embargo, si el entrenador le pide que se tranquilice, todo sería diferente. Es un poco labor de todos», afirmó.
A pesar de que Roig declaró que antes de suspender el partido solo había mostrado tres tarjetas, lo cierto es que en el acta del encuentro él mismo reflejó que, antes del minuto 73, cuando dio por terminado el choque, había mostrado seis cartulinas amarillas y falta por contabilizar una roja.
Numerosos insultos
En el acta del encuentro, Josep Roig reflejó que fue víctima de numerosos insultos que pronunciaron jugadores del Atlético Jesús. «Sinvergüenza, hijo de puta, gilipollas y burro», son algunos de los descalificativos que están en el documento, en el que también afirma que Manel Varó, uno de sus asistentes, sufrió un balonazo en la espalda cuando se retiraban a vestuarios.
Diario de Ibiza
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