Es una disputa vieja, muy vieja, casi tanto como el propio fútbol, que en los últimos años se ha visto incrementada por la aparición de la Liga Nacional Balear.
Los clubes que no disputan la liga entre islas se quejan de que los que si lo hacen, este año el Dosa, el Menorca, el Penya Ciutadella y el Ferreries, fichan a los mejores porque no pueden cubrir sus carencias con lo que tienen en casa.
“Esto ha pasado siempre, y si algún entrenador dice que no ha ‘tocado’ a nadie me parece una mentira muy grande”, reconoce Lluís Vidal, técnico del Menorca.
“El tope para la Isla de equipos en la Balear creo que es cuatro”, admite Ferran Andreu, preparador del juvenil del Alaior, “ya que esto significa que la liga menorquina deja de contar con 8 jugadores”. Del mismo modo de pensar se postula su homólogo en la UD Mahón, Elías Noval, que apunta que “no es ninguna novedad que entre los propios clubes se fichen jugadores pero lo que no gusta son las formas en las que se hace”.
Con todo el asturiano comprende que los jugadores quieran disputar una competición en una categoría superior pero considera que las negociaciones que se hacen, la mayoría de veces a través del jugador y sin tener en cuenta al club, no son las idóneas.
Noval denuncia que este año ha perdido seis jugadores entre cadetes y juveniles, Andreu explica que otros tantos. Los dos se muestran partidarios de que la Federación Balear, a través de la Delegación Insular, tome cartas en el asunto para limitar el número de jugadores que puedan cambiar de club.
En el otro bando está Vidal, que se alegra de que en los últimos años haya desaparecido la cláusula de retención que no dejaba marchar a los jugadores con tanta facilidad. “Lo importante es que el chico juegue donde quiera y hay que comprender que quiera jugar en una categoría superior”.
Andreu opina que “en la Isla no hay ningún club que cuente con una estructura que le permita alimentar al juvenil con los cadetes por lo que recurren a otros equipos”. El único que parece haber aprovechado los jugadores que cambian de categoría es el Dosa, debutante este año en la Balear, pero “el problema surge cuando los equipos quieren jugadores para tenerlos en el segundo equipo, el que juega en la Liga menorquina, con el objetivo de que si mejoran subirán al primer conjunto”.
Vidal comparte la idea de que “cuantos más menorquines disputen la competición Balear más calidad habrá, en unos años, en la Liga Regional”, algo que ya se vio en el Penya Ciutadella la temporada pasada, con un equipo joven pero competitivo.
Diario de Menorca
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