Durante los últimos días, la dirección deportiva del Mallorca ha cerrado varias incorporaciones para el equipo filial. Felipe Ramos, Ignacio Flores y Juan Núñez han llegado a la isla para reforzar al segundo equipo y evitar que se repita el descalabro de la temporada pasada. El objetivo de estos fichajes, a priori, es el de elevar la calidad del Mallorca B, a la vez que ayudar a que los jugadores aún en formación continúen su proceso de aprendizaje sin resentirse en el plano competitivo, y en segunda instancia, ascender al primer equipo si demuestran su valía. Como de costumbre, cuando un club que intenta apostar por la cantera acomete un fichaje, se escuchan algunas voces entonando discursos demagógicos sobre el maltrato que supone ese hecho para los jugadores jóvenes y poniendo en duda que la política de jugadores de la casa. En ocasiones parece que la gente olvide cuál es la verdadera función de los equipos inferiores. Ésta no es la de fabricar cracks, ni mucho menos, de esos sólo hay uno entre un millón, la verdadera función es la de formar a jóvenes válidos para el primer equipo.
En una plantilla suele haber más de 20 fichas, y para mantener el “ecosistema” del vestuario en armonía, es necesario que los roles de titular y suplente, aún siendo alterables, estén predefefinidos de alguna manera, así pues, el dicho de que “se ficha para mejorar lo que ya hay” no siempre es correcto, en ocasiones hay que fichar complementos o sustitutos de garantías. Por poner un ejemplo, esta misma temporada, el Mallorca ha firmado a Hemed como delantero centro, pero a la vez se está buscando un jugador que sea titular para esa demarcación. En mi opinión, la cantera cobra sentido desde el momento en que puedes confiar en los jugadores que ascienden al primer equipo como sustitutos válidos. La idea es simple: ¿para qué invertir en fichajes destinados a ser suplentes cuando pueden ocupar ese espacio los chicos del filial?
Si Cendros, Pina, Kevin, Crespí o Tejera se muestran como jugadores de recambio solventes, el trabajo en categorías inferiores habrá cumplido su cometido de producir jugadores para el primer equipo, a la vez que se les deben dar minutos para progresar. El pensar que todo jugador que ascienda al equipo de primera división debe tener un lugar como titular reservado es un error, éste deberán de ganárselo, pero hasta entonces, el banquillo debe de ser el primer paso en su carrera como futbolista de primera división. Saltarse pasos en el proceso formativo puede tirar por la borda una carrera prometedora.
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