Suma dos goles en tres partidos. Esos dos tantos, uno de falta indirecta y el otro de un testarazo, le han supuesto al Sporting los seis puntos que acumula en la clasificación. Berto Vaquero (Ciutadella, 1982) sostiene al cuadro de Bintaufa en este inicio de curso y está devolviendo con creces la fe que ha tenido Elcacho en su potencial desde el primer momento. El centrocampista, que cumple su tercer ciclo de blanquiazul, ha gozado desde el principio de la confianza del técnico de Lleida y las cifras que maneja en el año de su debut en Segunda B son incuestionables. «Meter dos goles decisivos siempre es bonito, pero lo importante es que somos un equipo y todos aportamos», afirma el futbolista menorquín. Titular indiscutible hasta el momento, sólo se perdió el primer partido por lesión. No obstante, el ex jugador del Atlètic Ciutadella, Pinatar y Mercadal sabe de sobra que aunque las cosas le han salido bien «si uno no trabaja duro en cada entrenamiento con la competencia que hay en esta plantilla te quedas enseguida fuera», recalca. Por eso lamenta la expulsión que sufrió ante el Valencia B, sólo unos minutos después de marcar el gol, y que le va a impedir estar en Andorra.
La enorme polivalencia de este jugador es la virtud que le ha permitido hasta el momento ser un fijo en el once de Elcacho. Berto Vaquero es un jugador casi total. Y es que tanto sirve para enviar una falta directa a la escuadra como para rematar de cabeza al fondo de las mallas. «Siempre he visto puerta en todos mis equipos, es cierto, pero este año está claro que la racha es más especial porque se trata del año de mi debut en Segunda B y es muy importante que las cosas te vayan saliendo, por ti, para ganar en confianza».
De hecho, a pesar de que justo acaba de entrar Berto Vaquero en la madurez deportiva, su trayectoria es dilatada, siempre en Tercera. En las últimas temporadas el jugador ha flirteado con varios equipos de Segunda B «pero estoy contento de no precipitarme en su momento y haber terminado en el Sporting este curso. «Veo los equipos que me quisieron fichar y la mayoría tienen hoy graves problemas económicos y sus futbolistas no cobran», asegura. Se nota que en el Sporting se siente a gusto. «Llegué con 18 años por primera vez, luego volví a los 23 con Seligrat (que ya lo tuvo en el Atlètic) y ahora emprendo mi tercer ciclo por primera vez en Segunda B», recuerda. En estas tres etapas ha visto «el club profesionalizarse cada vez más, ha crecido en estructura, en organización», recalca.
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