Si el pasado fin de semana vivíamos el mediático suspenso del Granada – Mallorca de nuestra primera división tras el lanzamiento de un paraguas directo a la cara de un árbitro asistente, que sirvió, para abrirle una brecha en el pómulo, un día más tarde, en nuestra 1ª Regional Territorial, el colegiado Moll Alabarces era brutalmente agredido en el partido disputado entre el Can Picafort y el Son Oliva, por Joaquin Martínez Sánchez jugador del equipo local (nos negamos a decir deportista y por llamarlo de alguna manera), cuando corría el minuto 83 del encuentro.
El jugador, que cogió brutalmente del cuello a nuestro colegiado estrujándole la nuez tal y como relata el acta del encuentro, tuvo que ser retenido por sus compañeros, ya que de la contraria muestra de civismo que si mostraron algunos de sus compañeros la tragedia habría sido mucho mayor.
Es triste hoy en día ver portadas de medios informativos, escritos y digitales con estas noticias, pero aunque parezca mentira es así. Hay muchas conductas increiblemente aún, propias del hombre de cromañón presentes en nuestros terrenos de juego. Escupitazos, lanzamientos de objetos, agresiones verbales, amenazas de muerte… Actitudes que si las extrapolaramos fuera de un recinto deportivo y en contra de una figura que no fuese un árbitro sino que fuese un ciudadano deberíamos responder de forma contundente contra la ley.
Desde el CAFIB se intentan inculcar los valores del respeto en la práctica del fútbol a través de un deporte sin insultos.
Desde el Comité Balear nuestro máximo apoyo y ánimo a nuestro colegiado y esperando que el Comité de Competición actué frente a estos actos con la máxima dureza aplicable.
Arbitrajebalear.com
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