La situación sigue igual en el Sporting, lo que quiere decir que está peor porque ha pasado un día más en quiebra. Mal para el club como institución, porque, aunque no se quiera, surgen las disensiones internas, aumenta su desprestigio de cara al exterior y la situación puramente deportiva, aunque todavía habría tiempo para recuperar, está entrando en una peligrosa vorágine (cuatro derrotas seguidas y en puestos de descenso directo).
Mal para el presidente, porque ve como su proyecto parece morir antes de nacer y, lejos de sumar apoyos -a pesar de lo mostrado en la última asamblea y del apoyo aparente de los directivos que le critican fuera de la sala de prensa de Bintaufa-, su desgaste aumenta en proporciones considerables, con su discurso cerca del agotamiento a pesar de que esté llamando a todas las puertas, buscando un patrocinador o esperando el dinero público.
Pero el foco se centra directamente en la plantilla. Son los principales sufridores. Los jugadores y cuerpo técnico tienen sus realidades personales en casa. El cansancio psicológico hace mella en el día a día, en su esfuerzo profesional. Los ingresos no entran, la situación se enquista y llega un punto en que la confianza individual y de grupo se resquebraja: lo que era una piña, deja de serlo. Todo junto hace que las preguntas acaben reduciéndose a una sola. Es el gran dilema: seguir así a ver si se arregla, forzando lo que ya es un acto de fe, o coger la puerta y buscarse la vida en otro sitio. Incluso fuera del fútbol.
Este sería el punto al que ha llegado la plantilla, cada uno con su situación. El pistoletazo de salida lo dio Lluís Elcacho en una semana en la que una mayoría de los jugadores votó ir a la huelga y pocos días después votó lo contrario al considerar que los logros obtenidos gracias a la acción de la AFE -carta de libertad y reconocimiento de deuda- mejoraban su estatus anterior.
Ahora empiezan los rumores. Jeroni no viajó a Dénia y, sin decirlo, gritaba el motivo aunque de momento parece que sigue. Raül Capó ya no tiene ninguna duda. “No tengo oferta formal del Terrassa, pero sí hemos hablado y si me la presentan en serio, me voy”, afirma. Es el mismo caso de David Sánchez, sin oferta formal pero mirando. Como hacen los fichados de fuera de Menorca este año. Uno de ellos, en su twitter, decía el jueves pasado: “no hay solución, este barco se hunde… Que mal huele esto”.
Diario de Menorca
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