El mito del futbolista menorquín acomodado empieza a romperse desde la base y el ejemplo está en el central Pablo Martínez, en el mediapunta Iker Echevarría y el delantero Marc Gelabert
Uno de los reproches que siempre se le ha hecho al futbolista menorquín es que, a la que llega a un cierto nivel, se acomoda y no quiere aspirar a más. Habrá opiniones para todos los gustos y explicaciones varias de los porqués, pero lo que sí es cierto es que esa idea, de ser cierta, empieza a ser contestada… desde abajo.
El CD Menorca, haciendo uso de su convenio con el RCD Mallorca, ha liberado a tres de sus jugadores del cadete para que amplíen sus conocimientos futbolísticos. Desde ayer y hasta mañana, Marc Gelabert, Iker Echevarría y Pablo Martínez, los tres del 97, se encuentran en Palma para entrenar con el equipo homólogo del RCD Mallorca. Eso no significa que vayan a fichar por los bermellones, tal y como avisa el técnico Lluís Vidal -”no, no es eso. Van a aprender, a ver que el nivel es superior y todo lo que les queda”, indica-, aunque si siguen en su progresión, nunca se sabe.
Se trata de empaparse de conocimientos y de sensaciones, de saber que siempre se puede aspirar a un poco más: de ver en la práctica todo eso que les comenta en más de una ocasión su técnico en el cadete “blaugrana”, Pere Vinent. Sin prisa pero sin pausa, nunca hay que dejar de progresar…
Diario de Menorca
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