La proximidad geográfica entre dos clubes suele mutar en rivalidad acérrima, en ferviente deseo de que pierda el paisano. Además, si los dos equipos comparten ciudad, la animadversión suele multiplicarse. Sin embargo, el País Vasco es la excepción que confirma la regla en el ámbito balompédico estatal. Durante las últimas décadas, Athletic Club, Real Sociedad, el Osasuna navarro y, ocasionalmente, el Alavés no han dudado en tender la mano al vecino en las últimas jornadas de Primera División si este estaba en apuros para salvar la máxima categoría.
En la recta final de la Tercera balear, Atlético Isleño y Sant Rafel deberán ayudarse esta jornada, imitando a los clubes de Euskadi, para completar o acercarse un poco más a sus objetivos: permanencia y play-off, respectivamente. Los partidos de los dos únicos representantes pitiusos con algo en juego (la Peña dejó de ser aspirante al ascenso el pasado martes) se enlazarán sin remisión.
Abrirá el fuego el equipo sanantoniense, que el sábado intentará el más difícil todavía a partir de las 17.30 horas. La plantilla blue visita sin ningún tipo de complejo la cancha del Binissalem. El club vinater tiene imposible dar alcance al Constancia, contrincante de los rafelers en la última jornada, en la primera plaza de la tabla, por lo que deberá defender su subcampeonato virtual ante unos ibicencos que se desplazarán a la Part Forana con la inercia que otorga el haber ganado seis partidos consecutivos.
Pase lo que pase en la localidad mallorquina, ya sea comprensible tropezón, tibia igualada o victorioso paso al frente, los ojos del Sant Rafel estarán puestos en el Isleño. Los de Pepe Arabí se miden 24 horas y media después (domingo, 18.00) al Montuïri, o lo que es lo mismo, al quinto clasificado del grupo XI. Los mallorquines tienen 69 puntos, uno menos que los de Mario Ormaechea. El catalán espera que su colega Arabí le tienda una mano para eliminar al Montuïri de la lucha por la promoción. O, al menos, para alejarlo de cara al último partido.
Un Isleño sin elección
No obstante, el preparador ibicenco no tiene otra opción que salir a por los tres puntos en su feudo de Can Misses ante un rival, teóricamente, más potente. Los vileros tienen 37 puntos en su haber, tres más que el Ferriolense, cuarto por la cola y equipo que marca el límite del pozo del descenso, ampliado en una plaza por la caída del Manacor desde la Segunda B, a la espera de que ver si se produce algún ascenso a la categoría de bronce.
Para embolsarse la permanencia una semana antes de que concluya el campeonato, el Isleño debe firmar el mismo resultado que consiga el Son Ferriol ante un Constancia que será una incógnita. Aunque restarán tres puntos y el golaveraje está igualado, los ibicencos tienen mejor diferencia de tantos que los palmesanos. La salvación sería un éxito, teniendo en cuenta los múltiples avatares que ha tenido que solventar esta temporada la entidad que preside Vicente Torres, Murtera.
«Quiero con todo mi corazón que el Isleño se salve. No le deseo mal a nadie y, menos, a un equipo ibicenco», comentó ayer Ormaechea, que tiene previsto acudir con su plantilla el domingo al estadio municipal de Vila para apoyar a sus vecinos. Los sanantonienses no tendrán que abonar ni un euro en las taquillas, ya que la directiva atlética no cobrará entrada para reunir al máximo número de aficionado. «Ojalá se viva el ambiente de la fase de ascenso a Tercera. Por pedir, me gustaría ver a 3.000 personas», comentó por su parte Toni Torres, secretario técnico de un equipo que intentará hacerle al Sant Rafel un favor ´a la vasca´.
Diario de Ibiza
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