El catalán y su junta marchan del club poco después de su reelección; «estamos agotados, y si nos quitan el campo, nuestro proyecto no es viable», argumentan.
Paco Segarra liquidó anoche su ciclo al frente del Sporting Mahonés. Acompañado de la mayoría de su junta directiva, el empresario catalán, que ha cumplido algo más de cuatro años en la presidencia del club, confirmó en el salón de plenos del Ajuntament de Maó que tanto él como su equipo de trabajo, «agotados», optan por dejar la entidad, que queda en manos de los socios (que en aproximadamente una veintena acudieron a la cita), quiénes deberán proceder en los siguientes días a la formación de una junta gestora.
La «indefinición» mostrada por el Ajuntament de Maó en relación a las instalaciones de Bintaufa tras la escisión provocada por varios exdirectivos que han dado independencia al Sporting Illa de Menorca y el «ejercicio de desgaste» padecido desde varios puntos del entorno fueron los argumentos expuestos por Segarra y su grupo para justificar su decisión, si bien ésta topó con varias posturas encontradas. «No acepto la dimisión», señaló Manolo Yebra, presente en la asamblea en calidad de socio blanquiazul, y uno de los más partícipes de un cónclave que se prolongó por casi tres horas y que contó también con la asistencia de la alcaldesa de Maó, Àgueda Reynés.
No en vano, las alusiones, críticas, por el proceder del Ajuntament con el surgimiento del Illa de Menorca a modo de nuevo club fueron diversas, fuera ya por parte de la directiva dimisionaria o de los socios presentes. Segarra explicó en su alocución inicial que al Sporting le resulta «imposible afrontar su deuda si se le retira la exclusividad del campo, uno de sus grandes activos», y anunció que su motivación a la renuncia, además, responde «a la persecución y ataques personales que he sufrido contra mi persona; todos tenemos familia y hay cosas que ya no valen la pena». «No podemos seguir si la alcaldesa no se compromete a cedernos la exclusividad del campo», apostilló el empresario catalán.
«Yo no he dado el campo a nadie, simplemente recibí al Sporting Illa de Menorca y les escuché. La instalación es municipal y a mí me preocupan los niños, no un primer equipo de Regional», replicó Àgueda Reynés, que reitera «el Sporting Mahonés tiene la concesión en precario y aún quiero ver su proyecto; y nos es el Ajuntament el que ha generado toda su problemática. Lo que deben es llegar a un acuerdo con Illa de Menorca para compartir el campo, que ha costado 1.3 millones de euros y lo ha pagado el Ajuntament».
La directiva saliente, que marcha poco más de un mes después de ser reelegida, se comprometió en cualquier caso a formalizar las inscripciones de los equipos sportinguistas antes del 30 de este mes, agradeció el «apoyo» de Miquel Bestard, presidente de la FFIB, desecha la intención de «mercadear con niños» y pronostica que el Illa de Menorca «no tendrá más de dos años de vida; ahí está su gestión de este curso, en el que ya han perdido 33 mil euros».
Sobrevino en mitad de la cita un encendido debate acerca de las causas que han propiciado la coyuntura actual, en un intercambio de culpas entre algunos de los socios presentes, si bien la totalidad de los mismos rechazan «enterrar» al club y abogan por reanudar conversaciones con el objeto de restaurar la unidad en el seno del sportinguismo, inmerso en una de las mayores crisis de su historia, sin presidente y con una deuda de 400 mil euros. Aunque de momento, mantiene la respiración…
UH Menorca
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