Sentarse en el banquillo visitante del Sant Rafel €como ya lo hizo el miércoles en un amistoso€ se le hará raro l nuevo técnico peñista, al que no le tiembla el pulso ante la temporada que está a punto de comenzar. El míster se escuda en repetir el mantra de que el ´play-off´ no es una obligación y que inicia un proyecto a largo plazo, pero su regreso a la Villa del Río tiene que reverdecer viejos laureles.
Excanterano de Barça y Real Madrid, Mario Ormaechea López (nacido en Barcelona el 29 de junio de 1968) vivió sus mejores días como delantero centro en el Ibiza de principios de los 90 y, tras un largo periplo por la Segunda B, regresó a la isla para militar una campaña en la Peña Deportiva. Allí se retiró con 30 años y, catorce después, vuelve a la Villa del Río para hacerse cargo del primer equipo. Ahora él es el entrenador. Sus cuatro exitosas campañas con el Sant Rafel, su garantía de éxito.
—Entrenará a la plantilla que más gana en Tercera y a una de las mejores en cuanto a calidad y profundidad. La directiva repite que el objetivo de este año no es el ‘play-off’. ¿Piensa igual?
—La directiva no tiene problemas en decir lo que piensa. Tendremos que hacerles caso porque el objetivo que se han marcado es coherente con la bajada del presupuesto. El equipo ha cambiado mucho, solamente hay cuatro jugadores de fuera y el resto son ibicencos.
—El año pasado, el reto no logrado era quedar entre los cuatro primeros. ¿La plantilla actual ha bajado en nivel respecto a la campaña 2011/2012?
—En cuanto a calidad, posiblemente sea peor mi Peña. En cuanto a nivel colectivo, puede que estemos por delante. Todo el mundo sabía que la Peña de la temporada pasada era un equipazo. Con los recursos que tenemos, hemos hecho la mejor plantilla posible. Incluso nos hemos quedado con las ganas de contratar a algún jugador porque no llegábamos a sus exigencias económicas, cosa inédita en este club…
—¿Echa de menos algún fichaje en concreto?
—Queríamos firmar a Murci, pero nuestro presupuesto es 110.000 euros menor que hace dos años. La confección de la plantilla ha cambiado, incluso el entrenador es de aquí.
—¿Qué piensa cuando oye en los corrillos futbolísticos de la isla que usted es un entrenador que se queja demasiado?
—Soy un entrenador realista y tengo una ventaja respecto a los demás, sin faltarles al respeto: llevo 114 partidos en esta categoría y sé lo que hay. Es muy fácil vender la moto de que la Peña tiene el presupuesto más alto y tiene que quedar primera. ¡Claro! Así, el Sant Rafel tendría que ser segundo, el tercero sería el Isleño y, el cuarto, el Formentera. Eso no se va a dar…
—Habla de tener una plantilla prácticamente local como si fuese una desventaja…
—Somos una isla con 130.000 habitantes y Mallorca tiene cerca de un millón. Hay mucho más jugadores donde elegir, muchos equipos juveniles potentes… Con un cuarto del presupuesto con el que cuenta la Peña se podría hacer allí una escuadra invencible. Nuestro mercado es corto, corto, corto.
—¿Considera entonces, que los salarios que se pagan en los clubes pitiusos son correctos?
—Sí. Un futbolista que se desplaza a Mallorca o a Menorca cada dos semanas y que, además de jugar, trabaja de otra cosa se lo merece. En la Peña, se ha cambiado la filosofía del club y se ha recortado el gasto por la crisis económica. Si a mí me dicen que el primer año tengo que llegar a play-off, no hubiera firmado.
—La Peña se ha caracterizado por presionar mucho a plantilla y técnico cuando las cosas van mal. ¿Si el equipo no está arriba en Navidad, entendería que la directiva diera un toque?
—Los objetivos los ha dicho el presidente, el que no lo entienda es tonto o sordo. Si vamos décimos, doceavos o catorceavos en Liga no tiene que haber problemas.
—¿Le defraudaría que pasase?
—Soy una persona que siempre ha ido de frente. Estoy muy agradecido que me hayan dado un proyecto tan largo y convencido de que no me han engañado.
—Pese al discurso precavido, a su equipo, que mezcla ocho ex del Sant Rafel con los mejores valores peñistas de los últimos años, lo señalan como el mejor de Tercera.
—Lo que hay hacia la Peña es mucha envidia, mucho resentimiento y mucho recelo, hasta en el mismo pueblo, de gente que se hace llamar peñista. La Peña siempre ha subsistido por su buen hacer, sin que nadie haya tenido que venir de fuera a ayudarla. Siempre han pagado al día, cumpliendo con sus compromisos. Por eso le tienen manía. No lo entiendo.
—Cuando estaba fuera de la Peña, ¿también le tenía rabia al club?
—Nunca. Me retiré en Santa Eulària como jugador y estuve entrenando en su fútbol base. Cuando me marché de su juvenil al Sant Rafel se portaron fenomenal. Siempre les he tenido un cariño especial, como el que le tengo al Sant Rafel o al Ibiza. Entre mis múltiples defectos, tengo la virtud de no ser envidioso. El que me tenga envidia a mí tiene que ser un desgraciado porque me levanto a las cinco y media de la mañana todos los días para trabajar.
—¿Cómo ha congeniado con los jugadores que ya vestían de blanco el año pasado?
—Son muy buenos chicos y ya saben que conmigo quien no corra en los entrenos no juega el partido.
No hay jugadores por delante de otros, hasta el 24 de agosto cualquiera puede ser titular. Carvajal y Da Silva, que vienen de fuera de la isla, tendrán que pelear con Piquero. Sí que es verdad que la Peña paga algo más, pero eso no me hace más difícil el motivarles. Ya no hay profesionales en Tercera. Yo cobro lo mismo que ganaba en Sant Rafel, la única diferencia es la gasolina.
—¿Su equipo puede combinar la fuerza que caracterizaba a su Sant Rafel con más toque en la media?
—Un combate de boxeo no lo ganas solo con un brazo. Hay que conocer la categoría y adaptarse a todas las circunstancias. Iremos al desierto en camello y a la nieve en trineo. Mi reto es ganar partidos, ir a jugar contra el Llosetense, el mejor equipo, en la primera jornada y ganarles. En casa intentaremos jugar al toque, pero si lo intentamos hacer en el campo del Llosetense…
—¿Qué otros equipos ve arriba?
—Manacor, que únicamente ha perdido a tres efectivos y mantiene el bloque que subió de Preferente a Segunda B. Santanyí, Montuïri, Campos y Poblense seguro que están ahí arriba también.
—Bernat Bonet, presidente del Sant Rafel, le acusó de no ser honesto por negociar con los jugadores antes de que acabara la Liga. ¿Es cierto? ¿Cómo le sentó?
—No negocié con ningún jugador y la directiva supo de mi decisión antes que nadie. Sus palabras son un acto ajeno a lo que se vive en el seno del club. Sé que Bernat es un buen tío, pero un mal día lo tiene cualquiera. Además, anteayer (por el martes) cumplieron y pagaron la deuda de tres meses que tenían con nosotros. Nunca lo dudé y, de hecho, esta temporada me haré socio del Sant Rafel.
Diario de Ibiza
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