Hoy que todavía celebramos la victoria de España en la Eurocopa de fútbol hay una sombra que planea sobre el fútbol español y que cada vez se hace más grande. En pleno siglo XXI y pese a nuestra Constitución, la igualdad entre hombres y mujeres en fútbol profesional es una quimera gracias a las perversas reglas discriminatorias que aplica la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Parece increíble que existan hoy en día profesiones vetadas por razón de sexo, pero gracias a las normas de la RFEF, el fútbol, el deporte más practicado en este país, el deporte que hoy nos llena de orgullo y alegría, ese deporte está vetado de forma profesional a las mujeres.
Las normas de la RFEF no solo impiden la participación de las mujeres como profesionales del fútbol, sino que también impiden los equipos mixtos desde la categoría infantil, creando una discriminación que vulnera claramente tanto el Artíiculo 14 de nuestra Constitución, como la Directiva Europea 2000/78 «relativa a la igualdad de trato en el empleo y la ocupación». Pero no sólo la RFEF vulnera principios fundamentales, sino que no aplica sus propios Estatutos. Según el Artículo 1.5 de los Estatutos «La RFEF no admite ningún tipo de discriminación, por ella o por sus miembros, por razón de nacimiento, raza, sexo, opinión o cualquiera otras condiciones o circunstancias personales o sociales». Por tanto, queda claro que impedir la licencia federativa profesional a las mujeres, así como establecer la imposibilidad de formar equipos mixtos más allá de la categoría infantil, supone una discriminación por razón de sexo que vulnera los propios artículos federativos.
La actual primera división de fútbol femenino, que cuenta con 16 equipos, no puede disponer de deportistas profesionales, lo que aboca a nuestras deportistas y equipos de fútbol a utilizar artimañas (pago en negro, contratos simulados en otros trabajos, etc.) para poder contar con jugadoras de mayor calidad. Por otro lado, todos estos apaños están fuera de los marcos legalmente establecidos por el Estado, tanto en las tributaciones fiscales como en el marco de las relaciones laborales, las jugadoras no tienen cotizaciones a la Seguridad Social, lo que supone un fraude conocido y consentido.
Por último, la discriminación culmina con actuaciones tan ridículas como que niñas que juegan y ganan torneos en sus comunidades autónomas con equipos mixtos son vetadas y apartadas en las competiciones de carácter nacional organizadas por la RFEF.
Por ello, hoy que es un día de fiesta para el fútbol y las aficionadas y aficionados de nuestro país, queremos denunciar la discriminación que contra las mujeres se produce. Hagamos público este problema para que todo el mundo lo sepa y se puedan dar pasos para acabar con esta injusticia. Hoy más que nunca es necesario reivindicar los derechos de los mujeres cuando éstos todavía son cercenados en actividades como el fútbol, único deporte que no permite la profesionalización de las mujeres en nuestro país.
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