Cuando un futbolista se retira de la práctica activa y sigue posteriormente su vinculación con este deporte desde los banquillos, se puede llegar a pensar que se trata de una especie de ‘devolución’: todas las experiencias vividas como futbolista, todos los trucos, después se revierten en forma de enseñanza para los que siguen, sobre todo para los más jóvenes. En Menorca, entre los futbolistas recordados se encuentran Sergi Moll (Maó, 1971) y Nando Marquès (Ciutadella, 1972).
Alejados como futbolistas (ambos en el Atlètic Ciutadella con incursiones de Sergi en Ferreries y Nando en el Sporting), ahora están ‘dejándose querer’ por los banquillos. Por cosas de la normativa, legalmente figuran como delegados…, pero son algo más, y este sábado a partir de las 16 horas, en Sant Antoni, se enfrentan sus equipos en un derbi de Ciutadella casi olvidado por la historia.
Ya no corren por los campos y serían capaces de recordar mil y una batallas. Sergi Moll, en sus tiempos centrocampista de corte defensivo, asiste ahora al técnico Rafa Torres en el Atlètic. Nando Marquès, un central de los buenos, hace lo propio con el entrenador Francisco Cavaller, en la UE Sami.
Ni que decir tiene que no se mojan para este derbi. Son precavidos. “Nosotros estamos en evolución y vamos poco a poco. El Sami está más hecho”, afirma Sergi. “En un partido puede pasar de todo pero, por nombres, ellos tienen jugadores que han estado en Tercera o en el Norteño…”, deja caer Nando.
Comprobado que difícilmente se puede ir más allá, la conversación deriva hacia otros conceptos. El primero, fácil, es saber cómo llegaron a ser ‘delegados’. Nando explica que “cuando acabé del fútbol estuve como cinco años sin tocar una pelota. Practicaba otros deportes para mantener la forma, pero nada de fútbol… Estaba saturado y con mi trabajo y mi familia tenía bastante”. Pero un día dejó de tener esa sensación de ‘saturación’. “Me llamó Xisco Cavaller, el técnico del Sami, para ser su segundo. Me picó la curiosidad y vi que me lo podía combinar… Además, tenía aquello de entrenar. Sé que no todos valen y yo lo quiero probar…”.
Por su parte, Sergi apela directamente a su corazón. “Mira, yo estoy aquí porque no quiero que el Atlètic desaparezca. Me llamaron unos directivos y me lo pidieron. Yo no tengo experiencia y esto me sirve para ver si puedo lograrlo. Con el tiempo veré si me animo a sacarme el título, pero sobre todo lo hago porque en este club, como jugador, he vivido cosas muy bonitas. Y eso no lo olvido”, asegura Moll con convicción, aseverando que al Atlètic “le costará remontar de nuevo. Es preceptivo recuperar la imagen y hay que ir con la verdad por delante. Pero poco a poco este club volverá a crecer, porque el ADN del Atlètic perdura en Ciutadella”. Es toda una declaración de intenciones.
Una rápida visión de cómo está el fútbol menorquín arroja un baño de realidad. Nando Marquès opina que “los tiempos cambian. Ahora tener un club que esté en Tercera es complicado, y más en Segunda B. Mira el Sporting. Y ojo con los clubes de Tercera. El día que el Govern balear diga que no subvenciona los viajes, este formato se acaba. Y en cuanto a la calidad del fútbol, yo he visto al Penya de Dani Mori y están dando un rendimiento muy alto, y el Mercadal, por nombres, ha de estar arriba. Creo que Menorca da para dos equipos en Tercera. Años atrás había tres o cuatro clubes nuestros. Mira lo que les pasó al Ferre o al Alaior… Si repartes jugadores baja el nivel”.
Sergi Moll comparte la opinión, pero es más optimista “en el sentido de que hay cantera. Mira el Menorca de División de Honor. Son chicos que pueden dar el paso, y hay mucha cantera que va trabajando. Lo veo en Ciutadella”, luego está el aspecto económico. “Eso sí que va a costar. La economía y la estructura de los clubes. El dinero que se gastaron para fichar gente de fuera se debería haber utilizado para contratar a técnicos cualificados. Creo que los clubes ahora se dan cuenta”.
Diario de Ibiza
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