Es el primero en llegar al Estadio Mahonés. Y el último en marchar. Así a diario, cada semana, mes a mes, rutina cuya optimización redunda plenamente en el CD Menorca, su gran pasión. Referimos a Marcial Pérez (1975), un clásico del escenario local, máximo responsable de la potente factoría azulgrana y uno de los grandes artífices de la evolución mostrada por la entidad decana del fútbol insular durante el 2012 que apaga en breve.
Más de veinte años han transcurrido desde que ingresara en el club, entonces en condición de jugador. Unos cuantos también desde que José Viedma le concediera casi aleatoriamente la opción de entrenar y acumula un cuatrienio en primera línea, justo desde que Ángel Río inaugurase su penúltimo mandato. Junto a Lluís Vidal, una de las personas de las que más se ha empapado de conocimiento, Marcial ha reimpulsado y devuelto a la cantera azulgrana al espacio que por historia y tradición corresponde, implantando un sofisticado y meticuloso modelo de trabajo, sin émulo en nuestros límites insulares, cuya base, en que combina constancia, tecnología y sentimiento, localiza en las entrañas del Estadio, en una dependencia jalonada en sus muros por trofeos e ilustres fotografías que evocan a perpetuidad lo magno que es el Menorca. Es el laboratorio de Marcial. «Mi sangre es azulgrana y lo hago todo desde el corazón; mi gran aspiración es estar toda la vida en este club», asegura el ‘arquitecto’ de la fábrica de talentos menorquinista.
La semana empieza, una cualquiera. «Desde el lunes por la mañana nos dedicamos a recopilar e insertar en un disco duro todos los datos recogidos durante el fin de semana; vídeos, estadísticas… filmamos todos los partidos que se juegan en el campo del Menorca y realizamos un seguimiento exhaustivo de cada uno de los jugadores de la cantera, detallando sobre el papel todos sus movimientos en el campo. Con los vídeos, una vez en el ordenador, creamos el archivo, que se emite por un circuito cerrado en el Estadio durante toda la semana, analizamos fallos colectiva e individualmente, trasladamos informes a los propios futbolistas y a sus padres, controlamos su rendimiento académico, marcamos objetivos a mejorar a los equipos…», explica Marcial, arduo proceso que reclama la inestimable ayuda «de Víctor Finestres, mi mano derecha, una persona fundamental aquí, o Joan Pons, preparador de porteros», y de la treintena de entrenadores y monitores que conforman la estructura técnica azulgrana; «sin ellos no sería posible funcionar de este modo y que todos seamos exjugadores del club hace que la implicación y el esfuerzo sean máximos, sabemos las penurias que sufrimos en el pasado, sin luz y sin agua en el campo… el Menorca tiene ahora unas magníficas instalaciones, pero sabe cuidarlas y explotarlas, que es tan importante como tenerlas», desvela Marcial.
Esa interacción entre entrenadores a que hacía alusión el director de la factoría azulgrana es otro de los puntos cruciales en su funcionamiento. «Mantenemos reuniones periódicas, determinamos los ejercicios y variantes a seguir en las sesiones y marcamos un objetivo mensual; mejorar el ataque, la presión… lo hacemos desde fútbol 5 hasta f8 con la premisa de que se diviertan, y a partir de f8 hasta infantiles con mayor exigencia», detalla Marcial, que en referencia a cadetes y juveniles, «priman otras cuestiones y los resultados prevalecen; queremos que el B ascienda a Liga Nacional, es una prioridad, como también lo es conservar la plaza en División de Honor».
«En función de lo que veo en los vídeos marco una u otra pauta», sigue este técnico y menorquinista convencido, cuyo sistema deriva de «la experiencia acumulada durante años; soy una persona muy observadora y constante, siempre estoy tomando notas, aprendí muchísimo de Lluís Vidal, también de otros como Diego Sintes en su día, pero sobre todo de Vidal…», anota. «Ángel Río, al que considero un gran presidente, nos dio las llaves del club, confió en nosotros. Las ganas de crecer y de que el Menorca sea cada vez más grande es lo que nos mueve a trabajar duro e innovar», abunda Marcial, que considera a la que gestiona «una cantera muy importante; el Penya Ciutadella y otros clubes en general están haciendo las cosas bien, pero creo que nosotros estamos por encima, tenemos en cada categoría cinco o seis jugadores que sobresalen de la media y eso es muy difícil… aquí la cantera es lo primero y ante todo están los futbolistas, pues sin ellos los entrenadores no haríamos nada».
Otro significativo dato que aporta Marcial es que «aquí los niños son del Menorca y después del equipo de la tele; durante mucho tiempo esa fue la gran baza de la Unión, que era un sentimiento, y el Menorca englobaba a gente más adinerada… el Menorca es ahora un sentimiento». «Está claro que la época dorada del fútbol menorquín fueron los 50-60’ y eso no volverá, pero es por una cuestión económica, pues en la Isla existe mucha capacidad y se hacen las cosas bien… quizá falte esa referencia», razona Marcial, que en ese sentido «resalta» la presencia en División de Honor y ve factible «que el Menorca llegue a Tercera, pues Juan Romero está haciendo una gran labor y equipo tenemos». Asumirla «dependerá del presidente, pero el Menorca nunca renuncia a nada», subraya Marcial, cuyo padre escribió importantes fragmentos en la historia de la Unión. «Sí, pero yo amo al Menorca, trabajo para él con el corazón, no por dinero, y tengo claro que no trabajaré en ningún otro sitio, aunque aquí me dieran la patada; nunca seré un mercenario del fútbol y siempre daré todo por el Menorca», termina Marcial.
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