En el mundo del fútbol, históricamente, la figura del árbitro no acostumbra a ser muy bien tratada. Se recuerdan más los errores que los aciertos y los titulares acostumbran a ser tremendistas, por utilizar una expresión respetuosa. Casi que se les acusa de todos los males del mundo. Reconocer que el arbitraje es una tarea harto complicada parece muy difícil para mucha gente.
En la Regional menorquina hace tiempo que corre, con mayor o menor certeza, el calificativo de ser un colectivo con un deficiente nivel de preparación física como de conocimiento del reglamento que han de aplicar en cada partido. El ejemplo que da pie a la cuestión es la reacción que el Atlético Villacarlos tuvo con el colegiado del partido de la pasada jornada ante el Ferreries en el Municipal de Es Castell: un informe ante la Federació para que el árbitro Mohamed Ouali no vuelva a pitar en Es Castell.
“Tras el partido hablé con el árbitro. Le dije que no queremos que vuelva a nuestro campo nunca más. No queremos que nos arbitre”, indicó el presidente Florencio Conde tras una actuación en la que el colegiado mostró dieciséis amarillas y una roja, y un penalty en el último momento. El documento fue estudiado por la directiva ayer y se quiere remitir hoy a la Federació para defender su tesis. Un informe, por cierto, que se sumaría al que el Penya Ciutadella juvenil envió a finales de la temporada pasada, tras un decisivo Menorca-Penya, donde el árbitro también fue muy protestado por los de Ciutadella.
Ouali se defiende. “Saqué las tarjetas que tocaba. Ni más, ni menos. Ocho por entradas duras y el resto por simular o por protestar. Ni mis auxiliares ni yo tenemos por qué aguantar insultos. La roja que saqué fue por eso. Y el penalty era clarísimo, al linier también le pareció así. Apliqué el reglamento tal y como es”, defiende el colegiado, añadiendo que “eso que se dice que vino la Guardia Civil es falso”. En cuanto a lo del informe, se muestra rotundo. “Tienen todo el derecho a hacerlo, pero es un gesto un poco feo”.
Tarjetas, jugadas, penaltys… Como dice el tópico, todo es según el cristal con que se mire: el técnico local Joaquín Andújar afirma que con Ouali “desde que estoy en Menorca nunca he ganado un partido”, mientras que el del Ferreries, Pere Vadell, asevera, quitando hierro, que “se equivocó por los dos lados”. Es difícil que en cada partido, en cada campo, no haya alguien que tenga su propia visión…
Pero una de las preguntas subyacentes es si los colegiados que pitan están suficientemente preparados. Teniendo en cuenta que cada arbitraje en la categoría cuesta 220 euros por partido, más de un club cree que puede exigir mejores árbitros. El responsable del colectivo, Pau Carbonell, asegura que el nivel de los menorquines “es el mismo que el que tienen a nivel de juego los futbolistas”.
“Somos doce árbitros en la categoría y hacemos cursos de reciclaje periódicamente, cada mes nos reunimos para unificar criterios y hacemos pruebas físicas una vez a al año. El que no las pasa, no pita”, indica Carbonell, en una última aseveración que, en algún caso, es muy discutible. “El próximo día 15 haremos una repesca de la prueba física y la gente que no la pasó y los que deseen repetirla están citados a las 20:15 horas en las Pistas de Maó, no sólo de Preferente, también de 3ª y 2ª B”.
Las quejas más o menos veladas de entrenadores y jugadores con respecto al arbitraje van desde un exceso de tarjetas -muchas veces por dirigirse al árbitro sin ánimo de protesta- o la diferencia de criterios incluso en un mismo partido. Según Carbonell, “entre los partidos de Copa y de Liga, es posible que puntualmente se hayan enseñado muchas tarjetas. Pero no es más que la aplicación puntual del reglamento y de partidos concretos”. En la reacción del Villacarlos, afirma que “Conde me llamó tras el partido. Están en su derecho y la FFIB decidirá. En cada campo hay un informador”.
Diario de Menorca
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