Carlos Roman
La estructura de cantera del Mallorca se tambalea. Dos años y medio después de que Serra Ferrer expusiera entre fuegos artificiales sus planes para el fútbol formativo del club, las categorías inferiores continúan sin divisar las metas establecidas en aquel momento y el proyecto de base, cada vez más acribillado, va camino de zozobrar por completo. De hecho, casi nada queda ya de aquel ambicioso decálogo, oxidado hoy por la contaminación que envuelve al club y agrietado por la falta de resultados o la constante pérdida de referentes.
«Necesitamos una estructura que facilite la llegada de nuestros jugadores al primer equipo», rezaba una de las líneas maestras del proyecto ‘Mallorca 2.0’, descubierto por Serra Ferrer el 2 de diciembre de 2010 en las entrañas de Son Moix. «Queremos ser un referente en formación, tanto humana como deportiva, y extender el mallorquinismo por todas las comarcas de nuestra comunidad», añadía apuntando a una metodología de preparación muy concreta como salvoconducto. Se hablaba de hacer extensible el trabajo a Menorca, Eivissa y Formentera. De imitar los modelos del Barcelona y del Ajax. Se tratataba, en definitiva, «de un Mallorca de todos y para todos».
Papel secundario
Sin embargo, la cantera vuelve a tener un papel residual en la primera plantilla y el reciente descenso del filial a Tercera División tampoco va a mejorar sus perspectivas. Se trata, además, de la segunda caída al vacío del equipo nodriza bajo este modelo. Hace dos campañas ya perdió la categoría en el campo y aunque al final la recuperó pasando por caja (compró una plaza en Segunda B por 400.000 euros), ha vuelto a caer en sus viejos errores. De sus equipos de referencia solo el Juvenil de División de Honor, que ha vuelto este año a la Copa del Rey, le ha dado buenas noticias. No obstante, le tocó cruzarse en la primera ronda con un Sevilla disfrazado de favorito y se marchó del torneo mucho antes de lo esperado.
Una de las múltiples causas de ese derrumbe de las plantas superiores es la marcha de ciertos personajes que en las últimas dos temporadas habían tenido un papel destacado, como Cedric Thyus o Pep Sansó. Es más, el goteo en esa dirección no cesa y la semana pasada era Arno Buitenweg el que se despedía para incorporarse al Aspire Academy de Qatar. Ahora mismo el coordinador deportivo y el máximo responsable de lo que sucede en la factoría de Son Bibiloni es Toni Prats, que cuenta con la colaboración de Carlos Sureda y Oscar Montiel y el trabajo a nivel de directiva de Guiem Servera.
Mientras tanto, a ras de césped las fugas también se reproducen. De forma preocupante. En lo que va de verano, sin ir más lejos, ya se han largado Gori López (Real Madrid), Toni Moya (Atlético de Madrid) y Dennis Otto (Barcelona). Y lo peor es que puede que no sean los últimos, ya que otros jugadores llamados a ser importantes en el club como el mediapunta internacional Marco Asensio, el delantero Joaquín Gutiérrez o el central Sergi Vecina, por citar los ejemplos más llamativos, también estudian las propuestas de otros equipos de fuera de la Isla y tienen muchas opciones de abandonar la entidad. Y junto a ellos, se ha evaporado igualmente la opción de fichar a otros futbolistas que pertenecían a clubes con los que el Mallorca mantiene convenios. Es el caso de Joan Femenías (del Sallista al Villarreal), Andreu Hernández (del Ferriolense al Levante), Pep Biel Mas (del Sallista al Rayo Vallecano) o Marc Nieto (del Cide al Levante).
En ese aspecto, además, el Mallorca ya había sido advertido. Sabía a lo que se exponía. La temporada pasada el centrocampista cadete Ramón Rodríguez Jiménez, Monchu , dejaba la ciudad deportiva para fichar por el Barcelona. Y otra hilera de jugadores mallorquines con los que el club rojillo mantiene algún tipo de vínculo se comprometían con otros equipos. El defensa cadete Jaume Terrasa (Cide) firmaba con el Valencia, al igual que el portero juvenil Esteva Penya. O que el delantero Marc Fraile (Portmany), que acababa recalando en el Betis. Eso ha propiciado, entre otras cosas, que haya un puñado de clubes molestos con el Mallorca por su falta de control sobre esos convenios que, en muchos casos, reflejan un incumplimiento sistemático del marco de colaboración.
Tampoco en el campo de la representación ha avanzado terreno el Mallorca contemporáneo, que sigue granjeándose enemigos en cada esquina. Global Rume, una de las empresas más activas últimamente en el mercado, cerraba estos días un acuerdo de colaboración con el Constància para llevar a sus jugadores de fútbol base a otros clubes profesionales de fuera de la Isla. Básicamente, porque a su dueño, el agente Juanjo Moral, le ha sido prohibida la entrada en Son Bibiloni…
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