En ocasiones, el talento no puede hacer nada frente a la falta de experiencia. Eso pudo comprobar Agustín García,  fijo en el centro de la defensa del Real Madrid B de la temporada 2006/2007, y testigo de excepción del enorme potencial que aglutinó aquella generación, especialmente en ataque. Negredo, Mata, Borja Valero, Callejón, Granero, Javi García y de la Red eran algunos de los nombres que poblaban el vestuario de Valdebebas, futbolistas que, reunidos hoy en día, formarían una escuadra fortísima. Junto a ellos, el propio Agus, quien disputó 39 de los 42 partidos de aquella temporada.

Ocurrió, como sucede en muchos filiales, que la clase que destilaban aquellos chicos por los poros se diluía en su bisoñez. La categoría le quedó grande a un equipo que apenas contaba con un par de jugadores que superaran los 23 años. Tampoco su entrenador gozaba de una gran experiéncia, puesto que Míchel apenas había dirigido al Rayo Vallecano en Segunda B por una temporada. Sólo dos expulsiones y sus consiguientes sanciones privaron a Agus ser el jugador que más partidos disputó, faceta en la que fue superado por Negredo en apenas 30 minutos. Así pues, para Míchel, Agus era el sostén defensivo, el indiscutible de una zaga que completaban Sergio Sánchez, Miguel Ángel Torres y Miguel Palencia, todos ellos con un notable minutaje por debajo del manchego.

Se consumó el descenso, y los jugadores volaron. Uno de ellos, Valero, con destino a Mallorca para hacerse un nombre. No fue mala su decisión (al contrario que otras que ha tomado a lo largo de su carrera), puesto que en la isla pasó de ser un completo desconocido a convertirse en uno de los centrocampistas más prometedores del campeonato. Anteriormente, otros compañeros suyos de generación que salieron del club un año antes del infortunio también habían recalado en la isla. Jurado, Rubén, Juanmi Callejón y Óscar Díaz, en su día mallorquinistas con diferentes suertes, jugaron junto al ex central del Alcorcón y Orduspor. Tardó un poco más, pero también acabó desligandose del club que lo fichó del Albacete.

Después de acumular horas de vuelo en Vigo, Córdoba, Alcorcón e incluso Turquía, llega al Mallorca en lo más alto de su carrera. Su misión será proporcionar solidez al centro de la zaga, suplir las bajas de jugadores que no dieron la talla y sumar experiencia a un grupo poco familizado con la categoría. En definitiva, cerrar la herida defensiva que desangró al Mallorca la temporada pasada. Su perfil, el de defensa central de toda la vida, potente en el juego aéreo, sólido en el choque y aguerrido, colman los deseos de un José Luis Oltra que había apuntado su nombre en la lista de refuerzos.

Igual que en aquella temporada 06/07, el defensa querrá abandonar la Segunda División, pero esta vez en la dirección opuesta tras conseguir el ascenso a final de temporada. No en vano, la experiencia cuya falta un día le castigó ahora le sobra. 182 partidos en la categoría lo acreditan.

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