Este lunes se ha celebrado (y ha quedado visto para sentencia) el juicio en el que el accionista del Real Mallorca, Pedro Terrasa reclama a la entidad una indemnización de 120.000 euros por las circunstancias que rodearon su cese como director general.

El juicio se ha celebrado en el Juzgado de lo Social n´º 2 de Palma, donde Pedro Terrasa ha alegado que era un simple empleado de la entidad y que, por tanto, no tenía ningún contrato de alta dirección. Por esta razón, reclama el pago de una indemnización de 45 días por año trabajado, 9.000 euros de liquidación y el equivalente a las nóminas de 6 meses por no haber recibido el preaviso correspondiente al despido. Todo ello suma 120.000 euros.

En contra de esta versión está la defendida por el Real Mallorca, que no comparte el hecho de que Terrasa se considere ahora un simple empleado cuando en realidad tenía plenos poderes en la institución, sometido solamente al Consejo de Administración: era director general, consejero delegado y el segundo máximo accionista. No es el perfil de un simple “empleado”. Una postura defendida por el club en el juicio.

Además, el Real Mallorca mantiene su petición de que el asunto se traslade a la vía Civil y que no prospere en la Social (ámbito laboral).

A nadie se le escapa que este juicio se enmarca en la guerra interna que vive el Real Mallorca, donde Pedro Terrasa Sánchez encabeza la oposición a Lorenzo Serra Ferrer.

Se da también la paradoja de que el dinero que reclama Terrasa, en caso de que la justicia le dé la razón, lo perderá por otro lado dado que es el segundo máximo accionista del Club y por tanto, perdería la parte proporcional en un hipotético reparto de beneficios en la entidad.

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