El Atlético Baleares está de luto. Se ha marchado para no volver Pep De la Torre el presidente que más años ha conducido la nave blanquiazul.
De la Torre era el hombre común que describe el filósofo: corriente, el de conforme y seguir, el del sentido común. Un hombre sano. Y como tal llegó al Atlético Baleares. Se rodeó de un grupo de amigos que sentían en lo más hondo los colores blanquiazules, para formar una directiva y salvar a un club que descendido de la Segunda B, estaba a punto de desaparecer.
Era la década de los noventa. Con De la Torre dirigiendo, la nueva directiva empezó a trabajar conjugando el verbo aportar nunca recoger. Se dejaron horas y horas para conseguir que el club cogiera el rumbo que merecía por su historia. Se disponía a cumplir los 50 años de existencia.
En lo deportivo fueron años de éxitos ligueros, pero ascensos malogrados siempre en las infames liguillas.
Más de diez años en la presidencia, hasta que en paz consigo mismo y con el Atlético Baleares, la llegada de un empresario de altos vuelos le hizo dejar el cargo.
De la Torre se marchó del Atlético Baleares sin alzar la voz. Era el talante exhibido durante todo su mandato. No volvió a pisar el Estadi Balear durante muchos años.
Pero no podía dejar pasar la ocasión de ver a su club, a sus colores, conseguir un ascenso. Hace cinco años pisó de nuevo el Estadi.
Ahora en el más allá, le espera Miguel Salas, su secretario técnico de toda la vida y el único directivo que a veces le hizo tambalear su serenidad. Sus controversias sólo tenían un fin: ver al Atlético Baleares en lo más alto.
Descanse en Paz.
M.J. Balaguer para Fútbol Balear.
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