No quiere avivar la guerra, aunque critica que se haya establecido, y con hechos ya consumados, un frente común menorquín para no pagar los emulentos estipulados como gastos de arbitrajes en los partidos de la pretemporada menorquina. La Federación Balear tiene claras las consecuencias de una determinación que habrían consensuado el grueso de los clubes de la Isla. Una decisión unilateral para que en los partidos amistosos estivales sean, en su mayor parte, dirigidos por ex colegiados. Es decir, sin estar en activo. Al margen siempre de la Federación.
Ante eso, advierten los rectores federativos que los futbolistas tienen todas las de ser los principales perjudicados. «Porque se exponen sobre un terreno de juego sin estar al amparo o bajo cobertura de la Balear, es decir sin mutualidad que les cubra ante una lesión o incidente.
Sin embargo, aún con esas, los clubes menorquines reniegan de las tasas que han de pagar a los árbitros en las citas de pretemporada. Las consideran excesivas para los tiempos de penurias actuales. En respuesta, Manuel Bosch, secretario general de la Federación Balear de Fútbol, lo tiene claro. «El coste de los árbitros se reduce más de un cincuenta por ciento respecto al curso oficial. No nos cerramos en banda a que se hable de ajustar los honorarios más, pero para eso lo lógico es negociar», recalca. «Aquí lo que se ha hecho es primero actuar, no es una manera correcta de proceder», indica.
Con todo, mandatario federativo descarta que se llegue a aplicar cualquier sanción a los clubes, como de hecho se pueden tomar, y establecen muchas territoriales ante circunstancias como las acordadas el sábado pasado entre el Menorca y el Penya Ciutadella. «Si se enfrentan dos equipos nunca se puede considerar un entrenamiento, sino un amistoso, y un partido entre estos equipos debe estar tutelado por la Federación Balear tal y como marca la normativa», zanja.
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