Un jugador profesional de fútbol recorre una distancia aproximada de 11 kilómetros por partido. Pero el árbitro, aquel hombre (o mujer) que puede pasar desapercibido o llegar a ser el villano, realiza un esfuerzo superior al de un futbolista, puesto que en los 90 minutos alcanza a correr alrededor de 19 kilómetros.
Los silbantes deben tener la capacidad física para correr todo el encuentro siguiendo de cerca las jugadas. Para esto, se someten a varias pruebas físicas, en las cuales se simula la acción que tendría un encuentro de fútbol real.
En Menorca, la vetusta pista de atletismo de Maó acogió una temporada más las pruebas físicas para los colegiados de fútbol adscritos a la Delegación en Menorca, a excepción de los lesionados y los de categoría nacional, que ya las pasaron en Palma.
En dichas pruebas, dirigidas por Félix Guerrero, director de la escuela de Palma; Pedro Bermúdez, director en Menorca y Ramón Mulet, árbitro de Tercera y miembro de la Federació Balear d’Atletisme -supervisados por el presidente del Comité Balear, Bartomeu Riera-, aprobaron prácticamente todos los trencillas menorquines.
Y es que los árbitros de la Isla saben que el nivel físico es clave en su tarea, en la que deben tomar decisiones que pueden ser cruciales para el devenir del partido.
«Evidentemente que la forma física es crucial para nosotros; y a mayor exigencia en cuanto a categoría, más todavía. Basta con ver la TV», admite el conocido árbitro.
Una cuestión de imagen
Si hay un colegiado que este año se ha tomado más a pecho que nunca su estado físico, este ha sido el veterano Antoni Andreu Rosselló, de Alaior, y que debutó como árbitro en el 1995, de asistente en un partido de juveniles en San Carlos.
Andreu, con unos 70 encuentros por temporada a sus espaldas, está más en forma que nunca este curso 2013-14, a sus 44 años: «Está claro que estando bien físicamente la imagen es otra; te permite llegar bien a las jugadas, transmites más seguridad, y es lo que toca. Los jugadores entrenan 2-3 días por semana y nosotros no debemos ser menos», exclama.
Para Andreu, de los más veteranos de la Isla y que cree que lo prioritario es tener buen fondo, el nivel global del arbitraje insular es bueno: «No todo lo que quisiéramos, porque siempre quieres más. Tenemos gente joven y un proyecto de escuela muy chulo que dirige Pedro Bermúdez».
Andreu reconoce que las pruebas de velocidad, resistencia y de campo -novedad este año- fueron «duras. No me sobró nada porque ya tengo 44 años. Este año espero una temporada interesante y positiva para Menorca».
Diario Menorca
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