Tristemente durante la tarde del sábado día 21 de diciembre, días antes de las fiestas de Navidad, el experimentado árbitro JOSE ANTONIO PEÑA MOLINA fue agredido al finalizar el encuentro entre los equipo cadetes LA SALLE – ARENAL por una persona que lo amenazó de muerte, lo cogió del cuello y le rasgó la camiseta en el interior del túnel de vestuarios.
Ahora, como suele ser habitual en este tipo de situaciones, se alzarán algunas voces que intentarán justificar la agresión diciendo que todo fue culpa del colegiado tal y como comentó el propio entrenador local (que había sido expulsado en la primear parte tras saltar al terreno de juego) una vez finalizado el encuentro. Y nos preguntamos una vez más: ¿qué tendrá que ver una actuación arbitral con una agresión?; Gustará más o menos una determinada actuación arbitral pero superar los límites y llegar a las amenazas de muerte y a la agresión en modo alguno se puede justificar proyectando y culpabilizando al árbitro ya que de hacerlo, de cierta manera, nos convertimos en cómplices de la agresión ya que la justificamos y con ello minimizamos la entidad y responsabilidad de la misma.
Nuestro compañero fue agredido dentro del túnel de vestuarios por una persona, al parecer espectador, que no tuvo problema alguno en acceder a una zona restringida para jugadores, árbitros y técnicos. Ni que decir tiene que la agresión tiene autor y él es el responsable con nombre y apellidos pero también es cierto que LA SALLE, como Club y entidad local, debería garantizar la seguridad de los colegiados y debería evitar que en una zona de vestuarios deambulen personas no identificadas. El colegiado confeccionó la pertinente acta y solicitó la presencia policial para identificar y denunciar al agresor. Posteriormente acudió a un centro médico para curar las lesiones que le causó dicho “señor” y, cómo no, acudió a la comisaría de policía para denunciar penalmente los hechos acaecidos para que la Justicia le recuerde a este “aficionado” que, como dijo Isaacl Asimov, la VIOLENCIA ES EL ÚLTIMO REFUGIO del INCOMPETENTE y para recordarle, a modo de futura sentencia condenatoria, que las agresiones son delitos y tienen consecuencias penales ya que quienes agreden a un ser humano se convierten en delincuentes .
Desde arbitraje balear condenamos una vez más ésta y cualquier otra muestra de violencia en los campos de fútbol y su entorno y esperamos que el CLUB la SALLE reflexione sobre estos tristes hechos, ponga todo su empeño en evitar que se repitan situaciones de este tipo y ayude a identificar a dicha persona ya que el día de los hechos, lejos de cooperar con la policía, el silencio fue su respuesta. Es indignante y muy triste que un CLUB no identifique, in situ, al agresor ya que al no hacerlo lo protege y se convierte en cómplice al obstruir a la justicia. Así mismo desde arbitraje balear queremos alentar, una vez más, al Comité de Competición pertinente a que siga en su línea de sancionar, como se merecen, este tipo de conductas ya que sanciones ejemplarizantes evitan que hechos así se repitan en un futuro. Ni que decir tiene que estamos convencidos que los Comités de Competición alzarán, a modo de resolución sancionadora, una vez más su voz en contra de la Violencia en nuestro fútbol balear, dichos Comités con su trabajo han ayudado a reducir drásticamente este tipo de conductas y es bueno recordarlo, valorarlo y felicitarlo públicamente. Entrenadores expulsados por protestar en la primera parte, que no acatan las decisiones y al finalizar del partido saltan al terreno de juego a increpar al árbitro, tampoco son el modelo ideal en el que se deben reflejar los jugadores del fútbol base y también es cierto que aficionados que insultan, amenazan y agreden a un árbitro de fútbol saltando a la zona de vestuarios no son el modelo en los que deben fijarse los valores.
Este tipo de situaciones son la lacra de nuestro deporte y la antítesis del fair play y de la educación en valores. Es una lástima que estos hechos se den en el seno de un equipo que por su nombre, historia y tradición debería ser modélico en la prevención de la violencia y en el fomento de los valores y educación.
Por último animar a nuestro compañero a que no cese en su empeño de conseguir que el autor sea identificado plenamente y desearle una pronta recuperación de sus lesiones.
¡Ánimos compañero!
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