¿Árbitros culpables? ¿Siempre?

Víctor Jimenez Yustos muy buena actuación

Cuando un árbitro hace sonar el silbato señalando el final de un partido de fútbol es muy corriente ver como los jugadores de ambos equipos se saludan cordialmente, con abrazos incluidos, dando por finalizada toda la “guerra” que se estaban dando hasta este momento y disculpándose, afortunadamente, de algún trompazo recibido innecesariamente, mientras el colegiado se dirige a su vestuario sin reconocimiento alguno por su aportación al espectáculo e incluso recibiendo algún reproche por posibles pequeños errores.

Cuando el partido acaba con los jugadores irritados, alterados… cuando parece que no entienden que ya todo se acabó, el árbitro pierde el derecho a su solitario retiro y debe permanecer en el campo para “calmar ánimos” y velar por la integridad de todos los jugadores.

Ante esta ingrata realidad ha surgido en reiteradas ocasiones el intento de reivindicar la figura del árbitro como amigo de los jugadores más que juez de la contienda. Siempre lo he considerado un error, pensando que no debe ser amigo ni enemigo. Siempre he opinado que el árbitro debe ser un compañero más que aporta lo que le corresponde al partido, son 23 componentes con objetivos diferentes, dos bajo palos, 20+1 en el resto del rectángulo de juego, cada uno con su cometido e intenciones diferentes y opuestas, pero todos (sin excepción) con el mismo derecho a equivocarse e intentar corregir los errores propios antes que culpar de las derrotas los errores de los demás, que normalmente recaen sobre el árbitro. El jugador puede lanzar un penalti a las nubes y lo animamos pero el árbitro no puede errar en 20 centímetros al señalar un fuera de juego sin ser insultado, craso error y gran injusticia.

No he escrito nada nuevo ni sé si le puede interesar a alguien pero el pasado domingo en Son Oliva, el equipo local, el Poblense y el trio arbitral lo escenificaron de forma espectacular dignificando este deporte.

Había mucho en juego, gran ambiente en la grada, en el intermedio el resultado 0-1 para los visitantes con lo que los chicos del Son Oliva decían adiós al posible ascenso, en la segunda parte remontada de los locales dejando al Poblense lejos de lo conseguido durante meses, muchos nervios, muchísima intensidad, jugadas duras pero el colegiado señala el final del partido y se acabó, afortunadamente ROM estaba allí, oportuno como siempre para dejar constancia de lo comentado, todos felicitándose por el espectáculo ofrecido, más allá del resultado.

Felicidades Son Oliva, Poblense y trio arbitral comandado por Victor Jiménez Yustos, que dicho sea de paso, dio un auténtico recital de como ser respetado respetando.

 

JCM para Fútbol Balear.

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