Y llegó Mateu y el gol se hizo. Mateu Ferrer ha irrumpido en la actualidad del club con el atrevimiento de quien se gana galones de héroe el primer día. Su gol frente al Guijuelo, nada más pisar el campo, y las buenas sensaciones que dejó sobre el césped han vuelto hacia su figrua los focos. El nuevo delantero del Pontevedra ha pasado toda su carrera deportiva en su tierra, Mallorca. Criado en el club de su ciudad, el Contancia de Inca, y estrella en el filial del Mallorca después, a sus 25 años emprende su primera aventura lejos de casa. No quiere marcarse cifras, pero de momento ya tiene una: un gol en 40 minutos.
Abandonó el Mallorca B con disgusto. La nueva dirección deportiva consideró que su edad era razón suficiente para descartarle. Pesaron más sus años que sus goles, aunque sus goles fueran muchos, 28 en una temporada. Después del duelo, Mateu hizo las maletas animado por las buenas palabras que escuchaba sobre la ciudad. Ha pasado ya por muchas entrevistas, después de que sus registros anotadores del año pasado le llevaran a escuchar constantemente la comparación con Cristiano y Suárez. Los nombres de esos trasantlánticos tampoco le obsesionan, él, dice, solo quiere trabajar.
– Llegó y besó el santo. Es la frase de los periódicos. Nos habían dicho que era goleador, pero ¿tan rápido? ¿Cuánto hay de habilidad y cuánto de fortuna cuando uno marca casi en el primer balón que toca?
– Bueno, no sé decirte cuánto hay, pero yo salí con muchas ganas, con ilusión, con intención de trabajar y salió muy bien. Marcar y darle el empate al equipo. Así que muy feliz por el punto y por el gol.
– ¿Cómo se está adaptando al vestuario? ¿Qué tal el ambiente y la relación con sus nuevos compañeros?
– Al principio, la verdad, me costó un poquito, pero ahora ya me he adaptado bastante. Tengo muy buenos compañeros y hay un gran grupo en el vestuario que me ha ayudado mucho a adaptarme rápido. Estoy contento.
– Va a vivir fuera de su tierra, Mallorca, por primera vez ¿Cómo lleva el cambio? ¿Nota mucho la diferencia de la isla a Galicia o eso ya me lo dirá en invierno?
– Me costó tomar la decisión, pero al final aquí estoy y además contento de haberlo decidido y de tener los compañeros que tengo, porque me lo han hecho más fácil. Lo de la diferencia, algo se nota. Los primeros días ya se notó un poquito, pero ya vengo avisado (sonríe). Estoy preparado.
– ¿Qué le pide Luisito? Me va a decir correr, pero además de eso ¿El estilo de juego encaja con el suyo?
– Luisito lo que quiere siempre es lo que tú has dicho: que el jugador trabaje, que se lo deje todo en el campo y que sea honesto. Trabajar para el equipo. Y yo voy a intentarlo para poder ayudar. El estilo, sí, me gustó el partido de ayer y creo que puedo encajar bien en el equipo y en la forma de jugar que propone el míster.
– Ha empezado con buen pie, pero va a tener que competir con otro de los fichajes del verano, Mario Barco ¿está listo para eso? ¿Cree que pueden llegar a jugar juntos, que se entenderían en el campo?
– Bueno, pienso que Mario también es un buen jugador, un buen delantero. Yo vengo a trabajar, a ayudar al equipo, y no sé si vamos a jugar con dos puntas o con uno, pero seguro que si alguna vez jugamos juntos nos vamos a entender bien y trataremos de hacerlo lo mejor posible.
-¿Pensaba acabar en el Pontevedra cuando se acabó lo de Mallorca? ¿Qué le hizo decidirse por este club? ¿Tenía más ofertas?
– Sí, tenía otras ofertas, pero al final decidí venir al Pontevedra porque hubo gente que me habló muy bien de la ciudad, del equipo, del club. Uno de ellos fue el expresidente del Mallorca, el Doctor Beltrán, que conoce mucho el club y la ciudad y me habló muy bien de ambos. Al final me convenció y decidí venir para acá.
– Cuando los aficionados se enfadan es habitual que les reprochen que no sienten los colores. Usted, jugó en el club de su pueblo y en el grande de Baleares después ¿Llegado a cierto nivel mantienen eso en el corazón o es inevitable tener una perspectiva más profesional al vivir del fútbol?
– Pues hay gente que sí y gente que no. Yo tengo al Constancia en mi corazón y siempre lo tendré como un equipo especial. Es el que me ha ayudado a formarme y el que me ha dado todo. Siempre le estaré agradecido.
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