En una mañana soleada, excelente temperatura y ante 6.132 espectadores, el Mallorca ha cedido su primer empate, en su estadio, desde que se inició el campeonato.

La primera parte se inició como nos tiene acostumbrados este Mallorca, intentando controlar el centro del campo desde el minuto uno y abriendo el juego por bandas con rapidez buscando la portería rival. Para ello colocó a Ferrán Giner en detrimento de Bonilla por banda izquierda y Lago Junior por delante de él, una banda izquierda muy ofensiva que conseguía un dos contra uno sobre el lateral, hoy visitante, Juanjo Nieto que necesitaba coberturas de sus centrales para tapar su zona. Mientras por banda derecha Cano se cerraba hacia adentro, dejando todo el carril a Joan Sastre que se convertía en una auténtica pesadilla para el lateral izquierdo visitante, Peña. El Mallorca dominaba y se acercaba con peligro, pero fueron los visitantes los que consiguieron la primera oportunidad clara de gol a los 10 minutos de juego, cuando Juli asiste a Carlos dentro del área y éste, libre de marca intenta chutar fuerte  a bocajarro, pero el tiempo que tardó en armar la pierna fue suficiente para que Raillo se lanzara a sus pies y obstaculizara el disparo para desahogo de Reina. A los 16 minutos, fue Abdón quien gozó de una clara ocasión de inaugurar el marcador, pero su disparo se fue ligeramente desviado rozando la base del poste izquierdo de la portería de Falcón. Fue precisamente Abdón quien consiguió el 1-0 tras lanzar un penalti de forma excelente, penalti tan claro como absurdo e innecesario el cometido por el defensa blanquiazul. El Hércules ha quedado tocado tras el gol, parecía el momento propicio para que el Mallorca fuera en busca del segundo que cerrara el partido. Pero se optó por dar un paso atrás y controlar desde su zona dejando el balón a los visitantes y lanzar contragolpes rápidos. Si bien es cierto que el Mallorca mostraba una gran solidez e incluso parecía cómodo y tranquilo sin balón. También es cierto que la contención se hacía sin presión y el Hércules con balón cedido y espacios sin presión, obviamente, ha sabido aprovechar el regalo y  ha pasado de equipo tocado a equipo que empezaba a  triangular y crear problemas. Fruto de ello, a los 39 minutos, Carlos estuvo a punto de aprovechar un buen pase de Chechu y marcar, pero Reina lo impidió con el pie en una buena intervención. A los 45 minutos fue Carlos el que asistió a Chechu y éste no perdonó ante un Reina vendido y consiguió el empate a uno.

Incomprensible parecía que el equipo barralet diera tanto oxígeno a un Hércules al que tuvo grogui y pudo remachar. Automáticamente se abrían varias posibilidades cara a la segunda parte, obvio resultaba que el Mallorca volvería a salir con toda su artillería en busca de desequilibrar nuevamente el partido. La duda era si el Hércules, crecido gracias al comodín regalado por el Mallorca, entraría al combate en busca del triunfo o se conformaría con este puntito y saldría cerrado atrás intentando conservarlo.

El Mallorca cumplió con lo esperado e inició segundo tiempo con ganas de buscar rápido la nueva ventaja, volvió la actitud ofensiva abandonada incomprensiblemente. También se cambió el dibujo a los 5 minutos de esta segunda parte, entró Bonilla en sustitución de Pedraza, situándose de lateral izquierdo enviando a Lago a la punta de ataque y retrasando a Salva en la posición de pivote dejada por Pedraza. Esta nueva situación empezaba a obtener sus frutos, Salva se erigió en el punto de referencia de todo el equipo, repartiendo el juego y gestionando la posesión del balón con criterio y mayor velocidad en la circulación de éste.

El Mallorca no nos sorprendió, quería volver a mostrar su cara más ofensiva. La gran sorpresa nos la ofreció el Hércules, ni salió a contener retrasando líneas, ni a dar la cara ante el Mallorca. Salió a mostrar la cara más miserable del deporte, cumplió con su objetivo de no dejar jugar al Mallorca, pero matando el partido a base de simulación constante de  lesiones, cualquier roce con un contrario significaba solicitar asistencia del Fisio, si pasaban varios minutos sin conseguir el «roce» deseado y buscado, se dejaban caer solicitando asistencia, simulando calambres, pinchazos etc.

Curioso será volver a ver el partido cronometrando tiempo de juego real, no creemos que llegue a 15 minutos en toda su segunda parte. Cierto es también que este tipo de juego tan miserable, mezquino y despreciable por parte del espectador, si se hace de una forma tan exagerada necesita de la complicidad del árbitro y, efectivamente la tuvimos. La inutilidad y/o falta de personalidad del «juez» de la contienda también es para hacérselo mirar. No obstante,  dejemos claro que el Mallorca también colaboró, al no intentar cerrar el partido en la primera parte dando vida a un equipo que, tras el 1-0 parecía más merecedor de honrar la festividad del día de hoy, 1 de noviembre.