Elena García
«Ya lo hicimos una vez, ¿quién dice que no podamos volver a conseguirlo?». Habla Pili Espadas, cuanto menos, una voz autorizada en esto del fútbol femenino. Su equipo, el Collerense, es actual líder del Grupo III de Segunda División Femenina. En el horizonte se vislumbra un posible ascenso a la máxima categoría nacional, la Liga Iberdrola.
Sin embargo, da igual lo bien que haga la temporada, importa poco el colchón de puntos con el que aventaje al segundo clasificado; tras finalizar la campaña regular el equipo puede aterrizar en un play-off, donde solo dos de los 112 conjuntos que comprenden la categoría obtienen la recompensa del ascenso. Ya lo consiguieron una vez, corría la temporada 2008/09, ¿por qué no también este año?
La Unión Deportiva Collerense nació en 1983. Dieciséis años después, el club decide apostar por las mujeres, y es entonces, en 1999, cuando se crea la sección femenina del club palmesano. «Diecinueve años llevo jugando a fútbol, desde los diecisiete. El equipo femenino se creó en Regional y era un grupo de amigas de la barriada que empezó a mover el fútbol entre las mujeres. El club decidió crear un equipo y yo y otras hermanas de jugadores que militaban en este club decidimos juntarnos y probar suerte», recuerda Pili Espadas
Les bastó tres años para, en la temporada 2001/02, firmar el ascenso a Primera Nacional, por aquel entonces, segunda categoría del fútbol femenino español. «Todo ha cambiado mucho desde entonces. Las niñas de hoy en día tienen una calidad y una técnica impensable para nuestra generación y eso es de agradecer; pero las condiciones todavía distan mucho con las de los hombres», critica la capitana del conjunto palmesano.
El club del Coll d’en Rebassa cuenta actualmente con diecisiete equipos, tres de ellos formados exclusivamente por chicas. A día de hoy manejan la ficha de unas sesenta mujeres, que se reparten en tres categorías: Segunda División, Autonómica y Regional. Además, en todos los equipos del club, excepto en dos, cuentan también con féminas que compiten junto a varones.
«Tomé las riendas del equipo el pasado abril y, sinceramente, lo único que podía esperar esta temporada era competir», asegura Biel Pons, entrenador del primer equipo. «El principal problema con el que me encuentro es que se trata de un grupo muy joven, con una media de edad que roza los 19 años, y eso teniendo en cuenta que hay jugadoras como Pili, Vidal o Eli, que rompen la estadística. La gente nos da como favoritas y yo, sinceramente, creo que esto es un proyecto a tres años, pero evidentemente estoy muy contento con los resultados que está consiguiendo el equipo», revela el preparador mallorquín.
El Collerense femenino fue creciendo y en la temporada 2008/09, una década después de su creación, logra el ascenso a Primera División. Cerraron una temporada de ensueño, ganaron todos lo partidos durante la campaña regular y pusieron el broche final con dos victorias en los play-off. De aquella plantilla solo sobreviven tres jugadoras: Elisabeth Sánchez, Vidal y Espadas.
«Sinceramente, si Pili no hubiera estado en el equipo y no se hubiera intentado recuperar a Vidal (quien dejó la disciplina por cuestiones personales), no creo que me hubiese metido en este proyecto», reconoce Pons: «Ellas son sin duda los pilares más fuertes de este equipo. Son gente que te ayuda y que aprieta al grupo».
Durante siete años militaron en Primera División, un escaparate para el fútbol femenino balear, impensable años atrás. Virginia Torrecilla (Montpellier francés), Patricia Mascaró (Madrid CFF), Mariona Caldentey(Barça), Maitane López (Levante) o Patricia Guijarro (Barça), sacaron provecho de su paso por el conjunto palmesano para firmar un contrato profesional con equipos de la elite. «Todas ellas son jugadoras que se han partido la cara aquí durante años y se han curtido en el fútbol, compitiendo y aprendiendo desde abajo. Cuando llegan a sus respectivos equipos, ya han quemado todas las etapas anteriores y por eso triunfan. Mariona, sin ir más lejos, tenía ofertas de clubes importantes, incluso antes de acabar el bachillerato, pero se quedó un año más en el Collerense, acabó sus estudios en la isla y se fue a Barcelona. Quemó todas las etapas que debía quemar en Mallorca», explica Pili Espadas.
«Soy consciente de que me van a tocar muchas jugadoras el año que viene. Estamos trabajando con una metodología desde prebenjamín que hace unos años era impensable para cualquier niña. Hay jugadoras muy formadas y te das cuenta de que van a llegar donde quieran. El principal problema de todo esto está en sus cabecitas. Si la cabeza aguanta, llegarán donde se propongan«, sostiene el preparador del conjunto palmesano.
El 15 de mayo de 2016, a cuatro jornadas para finalizar el campeonato, el Collerense consuma su descenso de categoría. El pobre bagaje del cuadro mallorquín, con apenas 8 puntos en 26 jornadas, precipitó la pérdida de su puesto en Primera División. «Para las jugadoras veteranas fue muy duro tener que emprender esta nueva aventura en Segunda. Decidimos buscar alicientes y afrontamos la temporada con la intención de estar arriba; para estar en medio de la tabla, no vale la pena tanto esfuerzo», corrobora Espadas.
El descenso se produce en el peor momento. Durante el verano de 2016, Iberdrola se convierte en patrocinador oficial de la Primera División. Doscientos mil euros aterrizan en las arcas de cada uno de los dieciséis equipos que conforman la categoría. El Collerense fue capaz de sobrevivir siete años con lo puesto, luchando sin nada, y la temporada en la que van a premiarles tanto sacrificio, solo pueden envidiarlo. «Tenemos 20 balones, cuatro polos y medio campo para entrenar tres días a la semana. Si el equipo ascendiera tendríamos que hablar de una reestructuración total del club. Entrenadores, directores deportivos, fichar jugadoras y, al fin y al cabo, luchar con las mismas armas con las que compite cualquier otro equipo de Primera», sentencia Biel Pons.
Con 34 puntos, actualmente lideran el Grupo III de la Segunda División. Comparten categoría con su vecino, el Son Sardina, sexto en la tabla, y el Sporting de Mahón, último clasificado. A solo un punto de su máximo perseguidor, el Seagull, afrontan este domingo la décimo sexta jornada de la competición ante el Europa, combinado contra el que perdieron en la primera vuelta del campeonato (2-1). La capitana es autocrítica y no le tiembla la voz al asegurar que les ha faltado «algo de madurez». «Nos hemos dejado puntos en campos donde no deberíamos. Eso nos llevaría a tener un colchón con respecto al segundo clasificado que ahora mismo no tenemos», asevera, al mismo tiempo que reconoce «soñar», eso sí, «con el ascenso». El problema en los play-off reside en la falta de regulación en algunos aspectos de la categoría. Cinco jornadas antes de finalizar la competición regular, los equipos de Segunda División pueden fichar a jugadoras, por lo que es muy habitual observar como, líderes de los diferentes grupos con un presupuesto mayor que el del Collerense, se refuerzan de cara a la fase final de la temporada. «El fútbol balear está muy bien, sí, pero nosotras no disponemos de una bolsa de dinero de la que tirar para fichar a dos jugadoras que aseguren el ascenso. Tenerife subió con cuatro fichajes del San Gabriel de Primera, por ejemplo», explica la capitana.
Bajo el lema: ‘El esfuerzo no se negocia’, las chicas del Collerense afrontan esta segunda vuelta de campeonato cargadas de ilusión. Las ‘jabatas’, como ellas mismas se hacen llamar, quieren cerrar el año siendo campeonas y disputando los play-off. «Será difícil, lo sabemos, pero por ganas estoy segura que no será», aúna en un mensaje Pili Espadas el sentir del equipo, su equipo.
Diario de Mallorca
Comenta esta noticia
Los comentarios están desactivados temporalmente. En breve estarán disponibles de nuevo.