El campo de Son Fuster fue el escenario este sábado en un partido de la Liga Nacional de un gesto tan bonito como poco habitual en el fútbol.
El entrenador del juvenil B del San Francisco, Amedeo Spadaro, dio la orden a sus jugadores de que se dejaran meter un gol en el partido ante el Ibiza. El motivo es que el conjunto mallorquín había anotado un tanto cuando un futbolista del conjunto pitiuso estaba en el suelo lesionado. El preparador trató sin éxito de que uno de sus pupilos no marcara en ese lance del juego. «¡Tírala fuera, tírala fuera!», gritó infructuosamente, como se observa en el vídeo. Sin embargo, su jugador no le oyó y batió al portero rival.
En ese momento, las decenas de personas que estaban presencia el encuentro aplaudieron el detalle. A partir de ahí el partido siguió con normalidad y finalizó con el resultado de 6-2 para el San Francisco. Fue toda una lección para todos.
diario de Ibiza
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