Alineaciones:
RB Linense: Javier, Sergio Rodríguez, Cornud, José Manuel, Carrasco, Sana, Ramos(Moreno min.84), Aguado, Gaston(Bubacar min.76), José A. Ruiz, Juampe(Belhadji min.76).
UD Ibiza-Eivissa: Anacker, Fran Grima, Bonilla, De La Fuente, Albizua, Iosu Villar(Provencio min.49), Nascimento de Oliveira, Núñez, Ferrán(Chavero min.78), Sergio, Sánchez(Rodado min.57).
Árbitro: Antonio Sánchez Sánchez asistido en bandas por Agustín Banda Carmona y Antonio Aparicio Alvarez del comité territorial extremeño.
Tarjetas: amarillas para José A. Ruíz min.75 por el LInense y para Provenci0 min.57 por el Ibiza-Eivissa.
Comentario:
La UD Ibiza está empeñada en dar la razón a los escépticos y a los que dudan de la calidad de los futbolistas. A los que creen que el problema que tiene el equipo poco o nada tiene que ver con el banquillo, con el entrenador, sino con la capacidad de los jugadores, que son los verdaderos protagonistas de este deporte.
No es que sean malos, pero el objetivo de alcanzar el play-off les quedan grande, está lejos de sus posibilidades. Al menos eso es lo que refleja su rendimiento en el rectángulo de juego, donde pocas veces en lo que va de campaña han sido claramente superiores a un adversario o le han pasado por encima.
El empate conseguido ante el Linense (0-0) es un mérito atribuible única y exclusivamente a su portero, a Lucas, el mejor del Ibiza. Cuando el meta se convierte en el hombre del partido, en el héroe de los suyos, es que el conjunto no ha funcionado como tal, que sus compañeros no han cumplido con su cometido, no han estado a la altura de las circunstancias, de lo que exige el guión.
Los insulares se marcharon vivos al descanso de puro milagro, porque los de casa tuvieron ocasiones de sobra como para desnivelar la balanza y para llegar al intermedio con el encuentro prácticamente sentenciado, en el bolsillo.
No funciona el Ibiza, los que empezaron la temporada no dan la talla y los que han llegado hace poco no mejoran lo que había. Con este panorama, pensar que el bloque ibicenco tiene opciones de situarse a final de Liga entre los cuatro primeros es un acto de fe, de optimismo desmesurado y de no querer ver la realidad.
Mejoró el conjunto que entrena Pablo Alfaro en la segunda mitad, pero, de todas formas, siempre que dio impresión de peligro fue por deméritos de su rival, no por su juego, jamás por hilvanar una acción de peligro desde el principio. Es lo que le falta al Ibiza, fluidez en la circulación de balón, en la elaboración. Ahí se atasca. No es algo nuevo, no es de hoy, es un mal endémico que ha echado raíces y que nadie hasta el momento ha sabido podar.
La de esta jornada es una nueva ocasión perdida para la UD Ibiza, en la que deja de superar a un rival directo en la lucha por una de las posiciones de play-off. Mientras, la Liga pasa y cada vez queda menos tiempo de maniobra y las distancias con la cuarta plaza sigue siendo un mundo que borra al equipo insular del listado de candidatos a jugar la fase de ascenso.
noudiario
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