El episodio que les tocó vivir a las jugadoras del CD Collerense y la AD Son Sardina el pasado fin de semana roza lo incomprensible a la par que inexplicable. Los encuentros de ambos conjuntos coincidieron en la matinal del domingo en el Estadio Enrique Porta de Zaragoza. El equipo de Segunda División se medía al Zaragoza y el de Primera Nacional al Huesca. Más allá de lo sucedido durante los noventa minutos, la jornada fue noticia por el hecho que el protocolo sanitario aragonés impidió a las futbolistas de ambos clubes de Palma poder ducharse en los vestuarios ni instalaciones y tener que viajar trescientos kilómetros hacia Barcelona y volar a la isla con la ropa deportiva.
Tuvimos que ir en autocar tres horas hacia Barcelona con el chándal de partido y luego en el avión a casa de aquella manera.
Surrealista
“Es surrealista tener que vivir estas situaciones a estas alturas”, confesó Mari Paz Cerdà. La presidenta del Son Sardina no escondió que les “sorprendió el protocolo por lo exagerado que era dándonos quince minutos para estar en el vestuario, con la charla técnica incluida” agregando que “en principio, hablando con la delegada del Huesca, no había problemas para ducharnos pero cuando llegamos vimos que el Collerense no había podido”. La dirigente de la entidad de Ciutat relató también que, una vez acabado el partido, les “hicieron cambiarnos detrás de la grada en unos bancos al aire libre”. Cerdà reconoció que a pesar que “cada territorio tiene sus normativas, es la primera vez que nos ha pasado” y resaltó que no entiende que sea una medida coherente porque “allí entramos y salimos sin que nos pidieran PCR y en cosas tan básicas como ducharte y asearte son tan estrictos”.
Desagradable
Para Pili Espadas también es “la primera vez que me pasa algo así después de tantos años jugando a fútbol”. La veterana jugadora del Collerense indicó que al llegar al campo ya les “indicaron esta circunstancia y vinimos cambiadas del hotel teniendo que sacar las mochilas del vestuario a la hora de salir al campo a calentar” añadiendo el inconveniente de que “quien quisiera ir al baño tuvo que buscarse la vida en los exteriores”. La capitana del equipo también apuntó que lo “más desagradable fue tener que cambiarnos sudadas y con frío detrás de una grada y tratamos de asearnos como pudimos en algunos baños pero tuvimos que ir en autocar tres horas en el chándal de partido y luego en el avión de aquella manera”. Espadas señaló que un directivo del Zaragoza “vino a disculparse pero llevamos meses dejando que los equipos visitantes que viajan a Mallorca pueden ducharse por tiempo o en número reducido” y concluyó con otra consideración afirmando que “contrasta ver tantas medidas pero en el campo no había ni gel hidroalcohólico”.
ttdeporte.com
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