La UD Ibiza se encuentra «en fase de transformación a Sociedad Anónima Deportiva». Así lo aseguró su presidente, Amadeo Salvo, durante la entrevista realizada el pasado fin de semana por Periódico de Ibiza y Formentera.
El máximo mandatario celeste comentó que «lo tiene que aprobar el Consejo Superior de Deportes». «Calculo que, antes de final de marzo, nos habremos transformado. Está todo aprobado», indicó el mandamás de la entidad unionista.
«Al final, esto es una empresa deficitaria, porque es profesional y está en una categoría en la que el 80 por ciento son profesionales pero la llaman no profesional. Es una cosa curiosa. Es la Ley del Deporte, que es del año 85 y está para cambiar. Entonces, es deficitario si eres un club profesional; no nosotros, sino cualquiera que veas en Segunda B es deficitario», expuso.
Una SAD es un tipo de sociedad anónima que surgió en el marco de la Ley 10/1990 del Deporte. Según indica la web Discusión Jurídica, «deben adoptarla, desde su promulgación, todos los clubes o sus equipos profesionales que participen en competiciones deportivas oficiales de carácter profesional y de ámbito estatal. Es decir, en el fútbol, todos aquellos clubes que compiten en Primera y Segunda División».
Esto permite acceder a más recursos económicos ya que posibilita la entrada de inversores. «El club pasa a tener como finalidad el negocio y los propietarios poseen acciones. El poder de las decisiones recae en el Consejo de Administración, designado por una asamblea de accionistas. Los cargos son remunerados y se abren las puertas a que inversores extranjeros o incluso nacionales quieran invertir grandes cantidades en el club», apunta el portal citado, que también destaca que «en el momento en el que se consuma la conversión en Sociedad Anónima Deportiva, el club únicamente puede estar enfocado en la práctica de un único deporte».
Una SAD también pone fin a la falta de transparencia en sueldos y traspasos y permite conocer el presupuesto de la entidad. Tiene mayor margen de crecimiento, mayor profesionalidad y, si se trabaja bien, se multiplican las posibilidades de que el club esté mejor posicionado.
Entre sus inconvenientes se encuentra la pérdida de sentimiento de pertenencia ya que los accionistas no tienen por qué ser personas que amen el club. De hecho, suelen buscar su propio beneficio.
Discusión Jurídica también remarca entre las desventajas que «todo esto puede desembocar en una mala situación económica si el proyecto no es sostenible y que los inversores, al no responder con su patrimonio personal, puedan abandonar el club con una deuda insalvable».
Periódico de Ibiza
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