El Mallorca sigue sin ganar en Son Moix después de haber perdido por un gol a dos ante un Villarreal que sigue imbatido en lo que va de Liga. Un Mallorca que ofrece una buena imagen de lucha, trabajo y ambición en busca de los tres puntos, partido tras partido. Quizás esta ambición y ganas de ganar le jugaron una mala pasada en esta jornada, había luchado durante los últimos 20 minutos con un jugador menos que su rival y, aún así, no dejó de buscar el gol que le diera el triunfo, sin conformarse con el empate que tenía amarrado en el tiempo reglamentado, pero en los reglamentarios minutos añadidos por el colegiado fue el Villarreal quien marcó tras una pérdida de balón en el centro del campo, fruto del ímpetu comentado y las prisas por llegar al área contraria.

La primera parte resultó entretenida con dos equipos con ganas de ganar sin especulaciones innecesarias, a los 10 minutos de juego Samu Costa disfrutó de la primera ocasión al lanzar un buen zurdazo desde fuera del área, pero Diego Conde consiguió despejar enviando el balón a córner. El propio Samu dispuso de otra ocasión tras recoger un balón en el borde del área que no pudo engatillar correctamente, Marc Domenech también puso a prueba a Diego Conde con un gran disparo desde lejos, pero éste volvió a lucirse despejando a córner con la yema de los dedos por encima del travesaño. Los visitantes no perdonaron, marcando el primer gol en la primera ocasión clara que dispusieron a los 26 minutos, fue Logan Costa que marcó de cabeza al rematar un córner botado desde la derecha de Greif. Con el 0-1 se llegó al final de una primera parte, sin grandes ocasiones, pero con aproximaciones interesantes por ambas partes, los visitantes con posesiones más largas y bien trenzadas y el Mallorca con algo más de verticalidad y velocidad, quizás excesiva, dando la impresión que quería marcar el segundo gol antes que el primero, el centro del campo formado por un eléctrico Asano y un Manu Morlanes algo apagado no acababan de cocinar al dente con la lucha incansable de Dani Rodríguez y Samu, mientras Marc, abierto en banda izquierda recibía pocos balones. Faltaba quien pusiera la pausa necesaria para ver que Muriqi tenía una doble marca muy férrea y los laterales se las tenían que ver con los delanteros mallorquinistas sin poder contar con la ayuda de los centrales.

La segunda parte empezó con la entrada de Valery sustituyendo a Marc Domenech, con un Mallorca que seguía buscando el segundo gol, nadie les avisó que faltaba el primero y a su intensidad sin pausa respondía el Villarreal con todo lo contrario, la adecuada en cada momento, y los cambios de ritmo necesarios en cada circunstancia. La suerte quiso premiar el esfuerzo local y entró en acción en una gran internada de Takuma Asano por banda izquierda que centró buscando rematador y encontró la pierna de Albiol, que marcó en propia meta al intentar despejar, corría el minuto 58. Unos minutos antes Muriqi había batido a Conde con un perfecto cabezazo, pero el gol no subió al marcador por fuera de juego del pirata. A los 60 minutos Dani y Asano dejaron su sitio a Navarro y Sergi Darder que tomó el timón y el Mallorca parecía encontrar la pausa necesaria para igualar la posesión e incomodar a los jugadores groguets, pero la suerte anterior ya había abandonado al Mallorca y dejó al equipo con un jugador menos (min. 69) por expulsión de Toni Lato en una desafortunada jugada, al elevar demasiado la pierna en busca de un balón y encontrar la cara de Yeremy Pino. Entró Mojica para realizar el trabajo de Toni Lato sacrificando a Morlanes. Marcelino respondía a todos los cambios de Arrasate moviendo el banquillo. El Mallorca consiguió que pareciera que seguían once contra once y jugaban, ahora sí, en busca del segundo gol. Cuando parecía que todo quedaría en tablas llegó el mazazo del 1-2 en el minuto 94, obra de Ayoze a pase de Yeremy. En estos casos se suele decir que al afectado se le queda cara de tonto, lo evidente fue como enmudeció el estadio y los aficionados reaccionaron saliendo caminando en silencio, tal cual te sientes que te han roto el juguete y no tiene motivos para reprochárselo a nadie.