La primera parte tuvo unos primeros 10 minutos donde parecía que Osasuna quería demostrar que sus galones procedentes del historial debían darle el mando del partido y así fue, adueñándose del balón y dominando a un Mallorca que, pese a ello, contó con la primera oportunidad de marcar tras disparo raso de Lago Junior que detuvo el portero visitante Juan Pérez, procedente del filial al no poder contar Osasuna con ninguno del los dos porteros habituales. Transcurridos estos primeros 10 minutos, el equipo barralet decidió que hasta aquí permitía enseñar sus armas al equipo pamplonica y se empezó a adueñar del partido. A los 15 minutos de juego Castro estuvo a punto de marcar tras buena combinación entre Raillo y Aridai, pero se interpuso el defensa Nacho Vidal en última instancia enviando el balón a córner, anteriormente (min.12) Abdón Prats puso a prueba al portero visitante con una gran disparo desde lejos al que éste respondió con una gran intervención. El Mallorca seguía insistiendo y en pleno dominio sobre su adversario (min.21) Castro vio tarjeta amarilla por simular una caída, cuando había sido objeto de un claro penalti al ser desequilibrado cuando se disponía a disparar dentro del área con todo a su favor, error evidente del árbitro que hizo que más de uno se acordara del VAR.

Intratable se continuaba mostrando el Mallorca ante un Osasuna que se veía desbordado en todas sus líneas y en todos los factores que marcan el devenir de un encuentro, intensidad, orden, posesión con criterio, repliegue ordenado, contraataque veloz etc. Sólo faltaba el gol y éste llegó a los 43 minutos de juego al transformar con seguridad un penalti señalado, esta vez sí, sobre Carlos Castro. Minutos antes (min.35) había llegado el primer disparo sobre la portería de Reina con peligro, tras lanzamiento duro de Sanjurjo que salió fuera por poco.

La segunda parte se iniciaba con un serio handicap por parte mallorquinista, que lo hacía con 3 de sus 4 defensas con tarjeta amarilla en su cuenta. Los primeros 20 minutos Osasuna se vino arriba y se hizo con el control del balón pero el Mallorca, lejos de pasar apuros, parecía sentirse cómodo incluso sin él y lanzaba contraataques muy peligrosos, su superioridad empezaba a ser insultante, con una afición entregada que no paraba de animar en un ambiente ya festivo a pesar de lo corto del resultado. A los 59 minutos Vicente Moreno decide dar entrada a Baba al que sitúa como acompañante de Pedraza formando el doble pivote pero sin renunciar a nada adelantando a Salva Sevilla. Precisamente Salva Sevilla estuvo a punto de marcar al rematar un centro medido de Salva Ruiz a los 63 minutos. A los 70 minutos otro importante cambio, por el mensaje que lanzaba el mister a su oponente, al entrar Valcarce sustituyendo a un Aridai que no gozó de su mejor día a pesar de haberlo intentado todo y luchando como el que más. Con todo ello, Osasuna no se rendía e iba cambiando las estadísticas del partido, pero quien estaba en el campo veía que más allá de las estadísticas, los bermellones eran los dueños, amos y señores del partido. A los 82 parecía que el Mallorca reculaba, pero era evidente que se trataba del precio al esfuerzo realizado, prueba de ello era ver a Vicente Moreno gritando a sus jugadores con claros gestos de que salieran hacia arriba, lejos de zonas peligrosas consciente de que esto no es la segunda B  y si cedes pagas. En el minuto 84 la defensa visitante sacó un balón sobre la misma raya de gol tras cabezazo de Abdón. En el último minuto el árbitro anuló un gol a Osasuna por juego peligroso, puede ser dudoso el hecho de que haya existido la infracción señalada, de lo que no cabe duda es de la belleza del no gol de Nacho Vidal con una excelente chilena.

En resumen gran partido para iniciar el campeonato tres puntos a la saca con espectáculo y juego alegre no exento de seriedad e incluso de sufrimiento cuando se ha requerido.

Si todos los jugadores merecen un aplauso, mención aparte para Vicente Moreno que ha dado una auténtica lección de como manejar el tiempo del partido y del conocimiento que de su rival tenía, actuando en cada fase del partido con la respuesta adecuada a lo que su colega pretendía.