José Roig, colegiado del encuentro de Regional que disputaban Sant Josep y San Rafael, fue brutalmente agredido por Silvio, guardameta del equipo local, al término del encuentro. Roig decidió expulsar con tarjeta roja directa a tres jugadores del equipo local por acciones violentas hacia el jugador Julio del San Rafael. las tres expulsiones ocurrieron en los minutos de tiempo añadido al reglamentado.

Cuando Roig señaló el final del encuentro con los ánimos caldeados en la grada y en el campo, los jugadores visitantes se fueron a su vestuario y unos instantes después pudieron observar como un aficionado agredía a Valencia, juez de línea. El agresor, según Valencia, es jugador del equipo de veteranos del Sant Josep y está identificada su personallidad. Posteriormente, Silvio, meta del equipo de Sant Josep accedió al vestuario de los árbitros golpeando con su pie la puerta de acceso. La violenta apertura de la puerta golpeó directamente contra la cabeza del colegiado al que le produjo lesiones que el parte médico correspondiente determinará y que se adjuntará a la denuncia que se cursará ante las autoridades y obviamente se adjuntará al acta del encuentro.

Independientemente de las medidas que adopten los comités federativos con los agresores o con el club, a nadie escapa que el caldo de cultivo de estos incidentes se cuece en la conducta de una buena parte de aficionados y jugadores de nacionialidad paraguaya que tienen su concepto y forma de ver el fútbol. Es pública igualmente la presencia de aficionados con una importante ingesta de alcohol en los partidos.

No es excusa la ausencia de fuerza pública, ni se justifica la agresión de ninguna de las maneras posibles. No se trata de hacer un ejercicio racista ni ejercer de xenófobos, pero, independientemente de la nacionalidad, ni el propio club debería permitir estas conductas y si las permite o no las evita, en vez de rasgarse las vestiduras, tendrá que apechugar con las consecuencias.

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