Parece increible pero de lo que más se ha hablado y se ha fotografiado en el reciente Campeonato Nacional de Fútbol Playa es de las Cheerleaders, que han animado claramente al público masculino en lugar de hacerlo a los equipos, pues esa es su función.

La mayoría de ellas huecas y sin personalidad, que no han dudado en hacerse fotos con quien se lo ha pedido a sabiendas de que babeaban  para después poderlas exponer como un trofeo, » yo me hice la foto con una cheerleaders», pero ellas entrando al trapo o sea que de profesionalidad nada de nada, se gustan a si mismas, se lo creen, se recrean en un cuerpo que una vez vestido no dice nada ni provoca nada.

Pero lo malo de todo esto es que tenemos que aguantar a los machitos que nos dicen que solo lo decimos porque tenemos envidia y que ya quisiéramos ser como ellas, no se  las ha valorado como profesionales, debe haber pocos que digan como bailan, que bien los hacen pero a buen seguro que sus atributos fisicos los podrán describir al 100%.

He tenido la sensación de que la mujer una vez más ha sido utilizada como objeto sexual de consumo e entretenimiento, son ellas quienes animan los partidos, quien por su condición de mujer no tienen porque entender de fútbol, han sido el adorno sexual, evidentemente este entramado machista solo se le puede haber ocurrido a un hombre, porque a nadie se le ocurriría pensar en un varón como cheerleaders como modelo con marcado erótico, con una idumentaria provocadora que hiciera las delicias del público femenino, por eso denuncio este tipo de descriminación de la que es participe el público que no debería consentir esta clase de utilización de la mujer.

Nunca falta la cámara de televisión, o la fotografía que enfocada por un hombre fije su lente sobre el trasero de una mujer con el consabido «análisis» de relatores y comentaristas, nosotras puestas sobre un escaparate, ellos en la frontera de la imbecilidad, las mujeres una vez más como adorno en un espectáculo para machos.

Chus