Relato de dos horas convulsas dedicadas más a buscar al ´chivato´ que reveló las primas al director deportivo que al futuro del club
R.CABOT/J.BAUZÀ. PALMA. 19.30 horas. Los reporteros gráficos agotan el par de minutos de que disponen para dar testimonio de la reunión del Consejo de Administración del Mallorca, a la que cinco minutos después se incorpora Francisca March. No es una reunión más. Se nota en los rostros de los protagonistas de una cita que se prevé tensa. Sólo 24 horas antes el único tema en el orden del día era el delicado futuro de la entidad, con el estudio de la auditoría que, aunque no se hizo pública, todo apunta a que la deuda acumulada del club ronda los 45 millones de euros.
Pero no. El tema estrella fue la revelación por parte del diario Marca de las gratificaciones de que fue objeto el director deportivo Nando Pons del anterior propietario, Vicenç Grande, que ascienden a 523.000 euros. «Es una vergüenza que se haya filtrado esta información a la prensa», comienza, indignado, el presidente Mateu Alemany, con el rotativo madrileño sobre la mesa. «Lo que es una vergüenza es que Nando Pons haya cobrado esta cantidad», interrumpe, no menos molesto, el vicepresidente José Miguel García, a la derecha del máximo mandatario.
Sospechas de a quién se le ha ido la mano hay muchas; hechos contrastados, ninguno. Hay quien señala, dentro del consejo, que, «además de Alemany, sólo otra persona era conocedor de los números que han aparecido en el rotativo madrileño». Muchos, en privado, apuntan en la misma dirección. Pero esta información se contradice con la de Miquel Vaquer, uno de los consejeros más irritados porque Grande le debe una importante cantidad de dinero por la venta de sus acciones: «Los números que han aparecido los tienen veinte personas, Mateu, José Miguel García, Pedro Terrassa y así hasta veinte. Yo no sospecho de nadie si no dispongo de pruebas».
Vaquer, desde Sevilla, tiene ganas de hablar dieciocho horas después del tormentoso Consejo. Desprende rabia por la recriminable gestión de Grande, a quien le dedica palabras poco amables: «Su gestión al frente del club es muy grave porque ha habido despilfarro. Una empresa que no produce beneficios no puede regalar un millón de euros así como así». «¿Cómo puede salir un extracto de una entidad privada en la prensa?», se pregunta. «Si esto pasa en mi empresa no quiero saber lo que pasaría».
Pasa una hora de reunión y el nombre de Pons sigue estando sobre la mesa. De la auditoría y los catastróficos números que presenta, ni un comentario. De hecho, de las dos horas de reunión, sólo los últimos quince minutos fueron dedicados a analizar la auditoría. Superficialmente, claro.
El futuro de Pons, con contrato hasta 2014, ni se plantea. No sólo porque se le considera el menos culpable de toda esta historia, si es que lo es, sino porque, como apunta un miembro del Consejo, «no hay un euro para echar a nadie».
Sin embargo, no todo son buenas palabras para un Nando Pons de quien más de uno considera que tendría que realizar un gesto de generosidad y devolver, si no todo, parte de la suculenta prima que le ha adjudicado su anterior dueño. Alemany es el único que ha contactado con su multimillonario empleado. De lo que hablaron posiblemente nunca se sabrá. «Nando Pons es el Ramonell del Mallorca», comenta en petit comité uno de las personas que con más eficiencia maneja los números de la entidad. Se refiere a las millonarias comisiones que cobró el brazo derecho de Grande en el Grupo Drac.
El nombre de Pons no fue el único que estuvo sobre la mesa. Las primas que, en menor cuantía, habrían cobrado el jefe de seguridad, Toni Tatxa y el de taquillas, Pep Calvo, también se trataron. José Miguel García, ante los semblantes serios de Alemany, Buades y Terrassa, los que más rabia reflejaban en sus caras, sale en defensa de Tatxa: «Se me ofreció a devolver los 24.000 euros que ha cobrado».
Pep Calvo dice la suya. En plena venta de entradas para el partido del domingo, comenta a este diario, indignado: «No he cobrado un euro por primas y miente quien diga lo contrario. Lo único que me prometió Grande fue una recompensa para cuando me jubile, pero para esto todavía falta mucho».
21.15 horas. Rápido repaso a la auditoría. Una deuda que pone nervioso al más tranquilo de los mortales. Transparencia cero. Se dará cuenta a los administradores concursales para que comprueben el despropósito de la gestión de Grande. Y al final, una sentencia: «Si el 30 de junio no ha aparecido ningún comprador, se tendrán que implicar las instituciones. El Mallorca en Primera no se puede dejar escapar así como así».
DIARIO DE MALLORCA
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