El equipo de Laudrup reclama la atención de la Liga después de abrir el curso visiblemente rejuvenecido.
Carlos Román
Nueva temporada, viejos sueños cumplidos. El Mallorca de la temporada 2010-11 ha despertado rejuvenecido, lleno de vida. Las circunstancias, que han obligado al club a seguir otras coordenadas, han contribuido también a que la primera plantilla isleña le presente su cantera al resto de la Liga y el domingo, ante el Real Madrid, expuso muchos de sus argumentos de futuro. El conjunto balear, que desde que volvió a Primera había ido reduciendo progresivamente la presencia en el vestuario de efectivos procedentes de las categorías inferiores, saldó en su primera función una deuda pretérita y compareció sobre la lona de Son Moix con cinco jugadores formados en sus equipos de base (Martí, Víctor, Sergi Enrich, Emilio Nsue y Pau Cendrós), a los que se sumaron otros dos en el transcurso de la batalla (Pina y Pereira). Esa histórica marca resulta todavía ampliamente mejorable, ya que en el banquillo se quedó sin intervenir Martí Crespí y en la grada, recuperándose de sus lesiones, se encontraban Iván Ramis y Tuni Adrover. Además, la entrada en el once de otros futbolistas con un extenso recorrido por delante, como el holandés De Guzman (a punto de cumplir 23 años), también han ayudado a que la media de edad se reduzca de forma importante. El Baby Mallorca es una realidad.
Aventura
De la mano de Michael Laudrup, la formación rojilla se ha embarcado en una aventura tan arriesgada como excitante. Y la primera etapa de su recorrido ha demostrado que el grupo está capacitado para completarla sin padecer demasiados sobresaltos. Es pronto para calibrar la capacidad de reacción de un plantel todavía en fase de montaje, pero la buena respuesta que ofreció ante uno de los candidatos a dominar el fútbol europeo ha amplificado las buenas vibraciones. Superada con nota la primera gran prueba del curso, parece que el plantel se ha liberado de sus temores iniciales aunque el próximo 12 de septiembre, en El Molinón, se someterá a otro chequeo que debería arrojar datos más fiables acerca de su estado de salud. Sea como sea, apunta alto el diseño de Laudrup. Su propuesta futbolística, aún por perfeccionar, refleja la frescura de sus actores principales, pero también la robustez de unos pilares indispensables a la hora de facilitar la transición hacia el nuevo modelo. Es el caso de tipos como Dudú Aouate (32 años), José Carlos Nunes (33) o Pep Lluís Martí (35), el único futbolista que pertenece a los dos grandes géneros que conviven este año en la caseta. El israelí y el portugués, que este verano han renovado su fidelidad al club, tienen una incidencia fundamental en la vida diaria del equipo y son dos de los grandes responsables de que el Madrid se fuera de Palma con el gesto torcido. En el caso de Martí, aporta serenidad a la zona ancha y ayuda a que del centro del campo hacia adelante el equipo se exprese con más descaro.
Esa dosis de veteranía ha facilitado, por ejemplo, que el Mallorca desafiase al Mou Team con un ataque insultantemente joven (Víctor, 25 años; Enrich, 20) y con denominación de origen. Algo está cambiando en Son Moix.
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