Fernando Pons Niza está de baja. El (todavía) director deportivo del Real Mallorca declaró sentirse incapacitado para acudir a su puesto de trabajo en la jornada del pasado lunes… el día que curiosamente debía incorporarse a su nueva ubicación, en un despacho de la Fundació, después de que el club balear le comunicara días atrás su cambio de emplazamiento. Pons adujo un dolor de espalda para solicitar la baja y no acudir al estadio de Son Moix.
Esta baja inesperada se produce después de un mes de agosto fatídico para él. Todo comenzó a mediados de mes, cuando los administradores interpusieron en el juzgado de lo Mercantil número 2 una demanda de reintegración contra él para obligarle a devolver el millón de euros con el que Vicenç Grande le premió por la venta de Dani Güiza.
El resultado de la investigación de los administradores concluye que este premio debe calificarse como una «donación o una retribución sin una contraprestación laboral» y por lo tanto entienden que es un acto «en perjuicio de la masa de acreedores» y de ahí la existencia de esta demanda.
Al día siguiente, el director deportivo se mofó de la propiedad y de los propios administradores. «Desconozco la existencia de esta demanda y no creo que se entere la Prensa antes que el interesado. ¿Qué que hago ahora? Estoy entretenido porque han empezado las Ligas y estoy viendo fútbol».
El segundo palo llegó con la marcha de todos sus colaboradores. Francisco Navarrete y Marcos Martín rescindieron sus contratos y el resto de integrantes de la secretaría técnica cambiaron de bando, aliándose con Llorenç Serra Ferrer.
El tercer golpe moral para Nando Pons se produjo durante la semana pasada. Primero, con el concurso de pancartas y las alusiones que hacían referencia a su persona. El director deportivo acudió con un notario y amenazó con denunciar a la entidad balear si aparecían referencias en su contra.
La puntilla se produjo el pasado domingo, cuando un estadio a reventar, con más de 22.000 espectadores, dictó sentencia: «Nando Pons, dimisión» y «Nando, saca la pasta», retumbó en el escenario. Pons, que no dio la cara por Son Moix, tampoco acudió el pasado lunes a su puesto. Adujo un dolor de espalda para pedir la baja, coincidiendo con el día que debía dejar su espacioso despacho por una estancia más acorde a su trabajo (¿?).
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